QUJilCHUA-CASTIJLLANO
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do1·.
..-.
:•En lo más alto de los hilos ponían el
número mayor, que era la decena de millar,
y más abajo el millar,
y
así hasta la unidad.
Los ñudos de cada número y de cada hilo,
iban parejos unos con otros, ni más ni menos
que los que pone un buen contador, para ha–
cer una suma grande. Estos
ñudos o quipus,
los
tenían Indios de por sí a cargo, los cuales lla–
maban
Quipu-oamayu,
que quiere decir
el que
tiene carqo de
las cuentas,·
y aunque en aquel
tiempo había poca dife1·encia en los Indios de
buenos a malos, que según su poca malicia y
el buen gobierno que tenían , todos se podían
llamar buenos, con todo eso elegían para este
oficio
y
para otro cualquiera, los más apToba–
dos
y
los que hµbiesen dado más larga expe·
riencia de su bo-n
o s6" 10s daban pot fa·
vo1• ajeno, porq
entre a uell(i)S Ii;idios jatnás
se usó favor aje
ino
~l
de
u pro'pia vir·
tud. Tampoco
aba
vendiélos, ni ar enda·
dos, porque ni supieron a Tendar ni comprar
ni vendet; porque no tu vieron moneda. Troca·
ban unas cosas por otras, esto es, las cosas de
comer
y
no más, que no vendían los vestidos,
ni las casas, ni heredades. Con ser los
Quipu–
camayus
tan fieles
y
legales, como hemos di–
cho, habían de ser en
mida
p~1eblo,
conforme
a
los vecinos de él, que por muy pequeño que
fuese el pueblo, había de haber cuatro, y de
allí arriba, hasta veinte
y
treinta, y todos te–
nían unos mismos registros, a 11nque por ser los
rngistros todos unos mismos, bastaba que hu·
biere un contador o escribano, querían los In–
cas que hubiese muchos en cada pueblo
y
en
cada faaultad, por excusar la falsedad
qu~
po·
día haber entre los pocos; y decían que habien-
. do muchos, habían de ser todos en la maldad
o ninguno.
"-VI.
VIII.