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Babel, aquella ciudad hubiera sido la más
asombrosa que el hombre haya construido;
pero por desgracia Tihunnacu fué una idea
irrealizada que tuvo su fin con el cataclisn10
que sorprendió con el cincel en las 1nanos a
aquellos hábiles escultores y arquitectos.
Entre el primero
y
segundo período de
Tihuanacu, se notan diferencias arquitectó–
nicas y orientativas que hacen presumir la
intromilüón de un elemento étnico superior
de fuera.
Hasta ahora, aunque no se han hecho ex·
cavaciones sobre una base netamente cientí–
fica, hemos encontrado en el inaterial óseo de
los aluviones de Tihuanacu, una cantidad de
tipos antropológicos distintos los unos de los
otros. El cráneo más antiguo y al inisrr10
tiempo más interesante que obtuvimos en
aquellas investigaciones, es incuestionable–
~ente
MoNGOJJ
con su típico
os-faponiourn,
sulcus mongolis y otras características. Crá·
neos sin el os-japonicum (9), pero con carac- ·
terísticas mongoles, el sulcus mongol y otras,
hemos encontrado muchísimos; pero, para edi–
ficar teorías sobre estos restos aun no creemos
todavía llegado el caso.
(9) El "os japonicum'' según
el
Prof Dr. Kotondo
Hasebe del Instituto anatómico de la Universidad de Kyoto
(Japón) tiene la frecuencia en crát:ieos japoneses de 3,
2
ºlo ·