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Américas, en cuanto en la parte
m:
s cercana
a Australia
(11)
se n1ezcló aquel ele1nento ni·
groide australiano con la raza prir 1itiva for–
mando el elemento melanesio, el que a su vez
quizás aportó sólo en red ucísitno nún1 ro a
Sudamérica. (En las excavaciones de Tihua–
nacu hemos encontrado frecuenten1en te tipos
platirhinos que evidenci an la existencia q ne
allí hubo de un elen1ento nigroide también).
La n1isma raza llamada polinesia no es a su
vez pura,sinoquees una mezcla de u n elemento
blancoide primitivo con rnongol
y
pequeñísi–
mo porcentaje nigroide. Para éomprobar l a
evidente correlaúión polinesio-mongol con
las Américas podrían escribirse gruesos volú–
n1enes; pero, nos bastará citar por el mo1nen–
to algunos pocos factores comunes con Poli·
neeia y Asia, que fuera de una gran cantidad
de raízes lingüísticas, son: El signo escalona -
do
y
varias otras ideografías; el uso
y
signifi–
cado de las
apachetas;
el culto al sol,
a~tros,
montañas, fuentes
y
a la tierra madre (Pa–
chamama); la expresión mnemónica de los
nudos (Quipus); el
u~o
de prolongar las ore–
jas barrenándolas e introduciendo después
cuñas redondas (Orejones incaicos y n1onoli-
(11) Australia a su vez se comunicaba antiguamente
por un puente con Africa en la altura de Madagascar por
el cual fluyó a su vez el elemento negro sobre Aus tralia, mez–
clándose con el elemento primitivo quizás amarillo allí pr e–
existente.