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EL PAIS DE LA SELVA
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hombre de las ciudades lo concibiera. Eran la transición
equívoca del indígena hacia un tipo de civilización tan
menguado como su antigua salvajez. Reconcentrados
ahora en el corazón del Chaco, las tribus nómades ó
simples grupos de ellas, volvían á pisar, en la margen
occidental del Salado, la vieja ti erra de sus depreda–
ciones.
¡
Pero cuánto habían cambiado las épocas 1
Estos se acercaron sumisos, tímidos , callados. Y hace
dos ó tres décadas apenas, pasaban por allí mismo,
lanzando al viento de la noche sus alaridos de combate,
incendiando los pastizales con las hogueras épicas que
resplandecían en las chuzas, acoceando fragorosamente
la tierra con el casco de sus yeguas desenfrenadas ... El
gesto dominador d
la
arbarie, el ademán gallardo de
los botines, habíanlos
rocado por la voz débil del siervo;
y por un semi
r
•
tir
e harapos , la desnudez plena y
robusta de las edades primitivas.