Table of Contents Table of Contents
Previous Page  245 / 292 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 245 / 292 Next Page
Page Background

EL PAIS DE LA SELVA

227

carnos, se sintió la música entre la confusa albórbola;

y colun1bramos después el grupo de los que en el ante–

palio de la choza, bailaban á la luz de la luna. lVJoraba

allí una vieja alegre, bien conocida en el lugar,

por ser

la inadre de dos inuchachas jóvenes, zarca de ojos la

una, inorena de tez la

otra,

y ambas dispues tas siempre,

lo mismo para una arunga que para un marote. Siendo

sábado esa noche, estaban de fiesta ...

Cuando asomamos al corro, un hijo de la señora,

jarifo con10 sus hermanas, vino á ofrecerme su anacró–

nico chan1bao de aloja, á inenos que prefiriese escan–

ciar ginebra,

.-e-fl

bote donde habían suxa<lo ya inás de

veinte labios.

Danzaban c .

n aquel inomento, y

á

son de

· d

cristales

fuesen

Los

corazones,

Qué bien

claras

se viesen

Las

intenciones.

Yuso los pies de la pareja, en la postrer mudanza,

chisporrolearon cohetes; zahumóse el aire con el hedor

de la p'ólvora; corvetearon caballos bajo los árboles ;

·sonaron voces y palmoteos en la turba; -

y así volvió

á

mostrárseme el cuadro ya conocido de las orgías

selváticas. No siendo carnaval, ni reyes, ni nochebuena,

.

.

ni otra alguna de las ocasiones clásicas, preguaté el

inotivo de la fiesta.