Table of Contents Table of Contents
Previous Page  247 / 292 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 247 / 292 Next Page
Page Background

EL PAIS DE LA SELVA

229

cierta supersticiosa inquietud... Era su rostro bello

dentro del tipo de la raza ; pero la fijeza anormal

de su mirada, cernía sobre su faz algo de lúgubre, -

el alma entera náufraga en ancestrales desventuras.

Y agregaba mi interlocutor :

-

El promesante paga las velas y los licores.

Entonces preguntábale yo :

-

¿

Y qué se hace en el baile?

Á

lo cual respondía generosamente :

-

Chupar

y

danzar y cantar... El pro1neRante debe

tomar siete copas por Ella ... Cuando las velas se aca–

ban, el baile sagrado concluye ; pero quienes quieran

pueden seguir.

-

¿Y las

velas~

-

Ahí e"stán · -

si

empinó señalándome con el ín-

dice catorce ca os derretidos y coronados por tantas lla–

mas lívidas que oscilaban, umbral adentro de la obscura

choza, sobre una mesa adornada de randas y flores.

El rito encerraba, quizás, mucho de ingenuo, mas

en su espíritu era fiel á la tradición. La Telesita había

sido alcoholista

y

aficionada á los bailes. Muchas veces

desvió su rumbo al oir en la noche de las espesuras

natales, él compás de los bombos. La acogían también

allí;

y

este recuerdo debió inspirar de ,nuevo, en medio

de la selva santiagueña, los cultos dionisíacos que ori–

ginaron la tragedia antigua : no faltaban ni la deidad

orgiásLica, ni la ronda báquica, ni el ditirambo del

coro, á cargo aquí de los trovadores populares :