![Show Menu](styles/mobile-menu.png)
![Page Background](./../common/page-substrates/page0242.jpg)
224
RICARDO ROJAS
firme, ceñido el puño al mango, sintió el primer soplo
de brisa,
y
asestó -
¡
paf
l -
un golpe recio
á
la som–
bra, al azar,
á
la bestia,
á
la nada,
á
lo que fuese ...
Y se oyó, el seco baque de un cuerpo que cae.
El hachazo había herido la nuca del animal. En ese
momento volaba casi,
á
ras del suelo, estrechado el
pasi1lo por alabes que lo cerraban en arco de ojiva. El
grito fué una queja de dolor humano. Era la mul'ánima
en realidad. Y mientras agitaba el monstruo sus impo–
Lentes, membranosas alas, el gaucho fugaba temeroso
de su propia hazaña por un obscuro sendero del bosque
maravilloso.