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14:6

RlC.\..HDO ROJAS

siempre aquellos que se arrastran

y

que los seres con

alas

y

música son sien1pre nuestros mejores aliados ...

Pero antes de pro1nulgar su propósito, un ave se negó

á

pagar, procla1nando la injusticia de semejante privi–

legio, pues el bosque había sido creado para todos,. Al

ruido de la gresca, llegó del bañado próximo alada

muchedumbre de gaviotas, flamencos, cigüeñas,

ganso~,

cisnes, patos,

y

algunos transeuntes curiosos se acer–

caron ·también, entre ellos la chuña, el ibis

y

las aves

canoras de que son populosas las intimidarles de la

breña. El zorro a1nenazó usar de su_ fusil ; luego pro–

metió concesiones; n1as era inúlíl ya : á inicia ti va. del

inás audaz

ruidosa banda, ::,e

reLiraron para

, v

landa

por inaccesibles al turas,

i it,lería que, naLuralmen le., el zorro

a

paren

~ab

I

no sentir ...

Aquella rechifla vino á demostrarle cómo el soplo

m.ás

leve derriba en su hora oportuna los edificios de la

grandeza falaz. De todo ello no- le preocupaba la pér–

dida del honor, inientras el resto se salvase; pero una

fatal noticia vino

á

agravar sus desazones :

¡

El Tigre

no había muerto

!

Sano

y

en libertad sobrevivía.

Una cotorra de taravilla suelta le refirió la novedad :

Como era tarde

y

no regresaban al cubil; la Tigre ten1ió

una desgracia

y

salió en busca de

a1nbos

por el bosque;

la noche, desesperada, comenzó

á

dar rugidos <le do-