![Show Menu](styles/mobile-menu.png)
![Page Background](./../common/page-substrates/page0143.jpg)
IX
DE PASO
Hasta el pale1
antepatio, el dueño del rancho
'
trajo su huesuda s"lueta, coronada por el amplio
chambergo qu
ombreaha, como la semiluz de la hora,
su rostr0 de bigote escaso, pera buída y afilada nariz.
-
¿
Qué tal
purinki,
don Antonio
?
-
Bien hijo ; ¿y la gente por acá?
Después de este saludo, nos apeamos por invitación
de su dueño. l\1andaron encender agua para el mate
y
·ensartar junto
á
las brasas una media res cabría, gorda
y
jugosa con que nos obsequiaron. Conociéndole
á
ini
compañero, hacendado de la región, prodigábale aquel
sus atenciones; pero estoy seguro que, en caso nece–
sario, hubiéranme acogido con igual hospitalidad.
Este sentimiento es un noble resabio de olros siglos.
Podrá ser misérrima, esta ó esotra choza vistas
á
lo