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RICARDO ROJAS

veces su espíritu socarrón, como el reflejo de una estrella

en el fondo de un tenebroso lago. El amor es en ellos, la

melancolía de Werther, -

aunque sin su cruel des–

enlace ni dramáticas actitudes exteriores ; pero casi

nunca la petulancia de don Juan .. Rara es la estrofa

popular donde no se habla del

sonckoy,

el corazón, -

de la angustia, de la tristeza, de la muerte. Su genio

metafísico y sentimental, es el mismo

~que

depurado y

.excelso, lloraba penas en la musa de Heine, ó-de Leo–

pardi, ó de Musset, ó de Bécker, de Poe, de Verlaine,

de todos los poetas atormentados por

~na

co1npreJ!sión

intensa del misterio y de la realidad.

Para ué quiero la vida

·

a

ía la lloro

dicl

oso

merece

.-·-

prenda que

adoro.

Tal es el nu1nen elegíaco de las yaraviés. Esas poesías

nacen de analfabetos sin instrucción alguna

y

valen

..como expresión del alma colectiva·

ó

de profundas

pasiones individuales. Las hay también en quichua., y

ellas demüestran que la fuente · de donde mana este

raudal oculto de inspiraciones, está en lo remoto de

las tradiciones

indígenas y en lo

íntimo del alma

mediterránea :

·

Ymapajcha-mi niaranki:

Campallá-nii capuskaiki ...

Sujta-sujta munacuspa, ·

Sonckoita nonachianki.