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EL PAIS DE LA SELVA
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algún enigma para él; el bosque está ó se lo supone
poblado de peligros ... La persistencia de tales sensa–
ciones, crea un modo de ser espiritual ;
y
el alma del
pueblo se ha identificado con su selva. Todo parece
flotar en ella sobre agrisados tonos de penumbra; la
palali>ra misma es queda, como el susurro de las hojas;
sordas
y
grandes son sus pasiones ; fecunda su imagi-
'
nación; resignados sus sentimientos
y
melancólica su
música.
La
renoyación <le las estaciones que no existe
para Ja roca de la montaña ó para las olas del mar,
expresa en los follajes, mejor que en parte alguna de
la tierra, la fugaz apariencia de la vida
y
la obscura
germinación <le a muerte ... Por eso entre la algazara
d~
los bailes ,
verbo de la
'
breña, suele dec·
tares :
V--~-.::-...
Con
el
cigarro de hoja
Con1paro
el
mundo,
Que en
él todo
se
vuelve
Ceniza
y
humo.
El volun:wn en que se recoja todo ese tesoro de nuestra
poesía popular será una obra patriótica
y
literaria que no
.
.
ha sido en1prendida todavía. Yo he procurado sembrar
un medio centenar de esas coplas entre las páginas de
este libro,
y
finca uno de sus méritos en la absoluta au–
tenticidad de todas ellas, recogidas las más de boca
mis1na
de los trovadores, vibrante la tristeza de la raza