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11

men te la relación mareada entre los

ufij o

el 1 plural

y

lo

ufij o

pronominale

el e la conjugación , proveni nte

ambo

de lo

t rmi–

no

tunérico- de terc ra per ona.

P or mucho que quiera limitar el de. arrollo comparativo de lo

idiomas americanos con el

úmero

n las proporcione

conveniente

á una

imple introducción, _i n embargo no pued

pa ar por alto

emej anza g ramaticales

el

la ma alta im¡10rtancia. Copio á Ifalévy

quien á

u vez cita á

mi aud

ob re el u o que tenían

n

úm ro

la

partícul a

pronominale

en

b

y

n

11:

«Un exámen minucio o d e to pa aj e prueba ha ta la evidencia

que

bi

y

11i

lej o

de ser

impl

equivalente · de mpeaa cada uno

un rol parti cul ar y bien determin ado. El primero

r li re

iempre

á lo dio e y á la per ona nombrada pr e dentemen te;

l eg unclo

se refi ere

iempre á

ere

inanimado ó

á

l er-ona

inominada

. .. .

Por medio el

esta di tin ·ión la

fra e

compu

ta

el e diverso

u–

j etos dependiente

uno

e hacen muy clara

á

pe ar d 1

enmarañamiento producido con

fr

cuencia por la

im·er ione

intáxi–

cas ... . Con motivo de e-to

túij o

el oxee] nte

miaud había

establecido ya e· ta distinción d

el

1 ,

4 :

'¿'l'odo

to

ulijo

ran

ab olutamente equivalente

'?

¿Lo

que han ha blado ó

ri to hace

miJl are

de aaos la lengua de la

in

ri pcione

d Gudea podían

escojer

ad libitnm

entre tanta

f

rma

?

E to no

admi ible. Entre

na

y

ni

de una parte,

ba

bi, bn

de Ja

olr~

la

lección e ta ba

in

dllCla arreglada por leye de armonía.

:M.

Hommel ha pu

lo al10ra

poco en claro e te pun to.

P ero ¿ uando debia emplear e la forma

en

b

mas bien que la en

n

ó r ' ciprocamente

'?

Jo e trata aqu í por

cier to de una cuestión de fon ética, el

en uentro el

con onante

pue

vemo

la mi ma

palabra

ll var yá el ufij o

ni,

yá 1

bi.

E

un

pun to de

intáxis.

1e

parece

eo-uro que de la

in

ripcion

de

Tell-loh se deduce que lo

ulij o

na,

ni

e refi ren . iempr

á

p r-

ona

ó á dio es,

ba

y

bi

á

In

ver a función dan Halé''Y ) .Amiaud ,

eo-un habrá caído

n

cuenta el lector.

á

lo

término

umérico

el e tercera en

b

y

en

11.

o e mi objeto di cutir e-te punto e pecialmen te, . ino marca r

paralelismo exi

t

nte obr

el part í ·uJar en tr

la vi ja 1 no-ua a iática

y

la famili a algonquin a,

a qu

el u o el e lo

térmi no

e

ha~a

tro–

cado

ó

no

n ambo-

·ontinenle .

Pr •v n"'O una obj cción :

i la

clifer ncia d

e trata ha debido

er

capital en la

in táxi

mérica ¿cómo

qu no la ha n oo crvado todas la 1 ng ua.

cana

'?

De ele

on poca

la- que distribuen lo

. r

n

"ºº

Halhy ( .).

Le

11111éris111e et l'ltistoire buuy/1111ie1111e,

Paris

1901, pp. 126- 127.