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4ó6

'LOS IV LIBROS DE LA IMITAClON DE CHRI TO

en que tambien ha manifestado la estima–

cion que hacia de este libro.=Sabemos

que entre las obras de Nieremberg, que se

hallan todas en la Biblioteca Real, no se

halla tal version hecha por el, ni el sabio

D." Nicolas Antoni o en su Biblioteca en

que refiere todos los tratados que escrivio

el P. Eusebio, hace mencion de séIT?ejante

version, ni en la Biblioteca de Alegambe

continuada por el Jesuita Sotuello, donde

se refieren menudamente todos los opuscu–

los i tratados que compuso el P . Nierem–

berg, como i las diferen.tes impresiones de

sus obras, no se menciona que el P. Euse–

bio vertiesse en lengua española los quatro

libros de la Imitacion.-Pero como se luvia

de hallar esta version entre las obras del

P. Nieremberg,' i havia de atribuírsele en

su Biblioteca, una version que no hizo, y

que es del V. P.M. Fr. Luis de Granada?

Lo que huvieran querido, como lo procu–

raron los Jesqitas, es prohijar

a

su Nierem–

berg todas las obras del Granatense, de que

es buen testigo un imrressor de esta ciu–

dad,

a

quien ofrecian no se quanto para que

las reimprimiesse todas baxo el nombre de

aquel Jesuita, con intento de embarcarlas

para Indias; concertaron con cierto impres–

sor de Gerona quien estampo un librito

que con tenia las oraciones del V. P. M.

Fr. Luis de Granada para ohir devotamen–

te la Misa, y para la Sagrada ·comunion, i

le atribuian

a

uno de su Compañia, i ven–

dian en esta Ciudad de Barcelona, hasta

que

a

instancia de cierto personage se pro ·

curo remediar el daño que padecía el publi–

co, y detener el atrevimiento. - Sale p,ues

oy esta version con el nombre del V. P. M.

Fr. Luis de Granada....»

El Sr. Climent debió de enviar este

Pró–

logo

á varias personas para que lo examina–

ran, y le dijeran francamente lo que les

parecía de su asombroso descubrimiento. Es

pos ible que, al enviárselo,

se

explicara tam–

bién con alguna mayor precisión y claridad

sobre lo que pretendía probar en él: que no

era precisamente que se hubiera publicado

á

nombre del P. Nieremberg la m1srl)a tra–

ducción, que constaba de seguro, y aun en

alg unas ediciones se decía expresamente,

ser de Fr. Luis, sino que la llamada,

y

aun

eso erróneamente según él, del P. Nierem–

berg, no podía, á causa de la semejanza con

la otra, afirmarse en todo rigor distinta de

la del insigne Dominico.

Así lo hubo de entender Fr. Pedro Plá,

como parece por carta suya de Barcelona y

Febrero 21 de 1775, en que, después de

haber mariifestado al Sr. Climent que «la

• version que corre baxo el nombre de Nie–

remberg» difiere, á su juicio, «de la del

V. Granada», bastante más de lo que algu–

nos se imaginan, prosigue de esta manera:

«He cotejado las dos versiones en varios

capít ulos de todos los libros, y en todos las

he hallado di feren tes, como

1

o conocer

a

V. S. de la diver s idad que he observado en

el primer cap. del libro

J.º,

i

la misma i a

veces maior ocurre en· varios capítulos.»

Sigue el cotejo y la diversidad, que omi–

timos por no al.argarnos en demasía, lo

mismo que varias otras curiosidades no de

tanta substancia como la que nos ofrecen

dos cartas, cuya omisión pudiera calificarse

de verdadero pecado reservado en la moral

bibliográfica.

Las dos son de D. Manuel Roda al sefior

Climent¡ y la primera, fecha en Aranjuez

á16deMayode1775,diceasí:«D." Vicente

Blasco me comunico en el Pardo el manus–

crito de que V.

I.

me hablaba [es decir, el

Prólogo].

Quedo en cotejar la traduccion

del V.e Kempis hecha por el V.e Granada

con la del P.e Nieremberg. Yo lo hice en

otro tiempo

1

y conservo memo'ria de h a'ber–

me parecido mui -diferentes. No he v isto la

que publico el P . Muniessa, que es sobre la

que recae la critica de V.

I.

Ahora no tengo

tiempo para cosa alguna, pues en las pre·

cisas de oficio voy siempre atrasado....»–

Aq uí vienen los párrafos sobre los

<~Exerci­

cios de S.

0

Ignacio» que arriba quedan co–

piados en el núm.

611

3.

La segunda carta, de

I

9 de Junio de·177

5,

es todavía más importante y significativa.

«Yo bien creo (dice Roda) que Nierem–

berg no sea el verdadero Autor de la [tra–

ducción] que se publico en Barcelona, por–

que no se sabe que la compusiesse, ni la

trahe Nicolás Antonio, ni el P." Alegambe,

ni su continuador Sotovel, ni el P.e Andres

Scoto, cuia noticia n inguno de estos AA. la