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LlTTER/ E ANNV .'E PROVINCUE PARAQVAR IJE

453

de

l

703, que es el del P. Burgés, y de

donde sacó el P. Juan Bautista Duhalde su

Etat des Missions dn Paraguay,

el 1717,

con las «Cartas Anuas del Paraguay, de

[1626 y] 1627», del P . Mastrilli Durán,

traducidas, según el mi smo, por el« P. Jaco–

bo Ran c;:o nier» é impresas el 1636

1

como

consta por el título copiado arriba.

En confirmación de lo dicho, parécenos

oportuno reproducir el texto original del

editor, algo obscuro, por cierto,

á

causa del

detestable sistema que sigue en toda su

obra, aun.:¡ue no tanto que no se le pueda

entender lo que quiere decir. Escribe, pues,

así, con punto y aparte, donde nosotros pon–

dremos un guión: <<P. FRANCISCO BuRGEs,

Memorial

al Rei, sobre las Misiones del

Paraguay.-ESTADO de las Misiones de la

Compaflia de Jesvs, en les Indios Chiquitos,

i

la~

que han fundado en las Riberas del

Paraguay, i Vrvgay , sacado del

Memoriºal

antecedente, en Frances.- P. J

VAN

BAPTISTA

DuHALDE, le saco a luz el

T.

-I

2. de las

Car–

tas Edificantes;

i

en el

Prologo

t rata de los

Mojos, i sus Sucesos, i Misiones, i de los

trabaj os de los Misioneros, imp.

l

7

I

7

J

2.

Frances.-0. GABRIEL DE CARDENAS, le bol–

vio en Castellano, M. S. en la

Lib1'eria

de

Barcia.-P.

N1COLAS MASTRtLLO,

Cartas

Anuas

del

Paraguay ,

de 1627. Italiano.

P. JACOBO RAN<;:ONIER, las tradujo en Latin,

impresas por Juan Meursio, 1638.

8.»

(co l. 662) .

Lo único realmente digno de reparo en

estas palabras es lo que se afirma del autor

original de las

Cartas Anuas.

Refiri éndose

á ellas, aunque nombrándolas en singular:

«

Pinelo [con viene á saber, su nuevo

editor

J

dice: que fué escrita esa carta en italiano y

traducida al latin por el P. Ranc;:onier... . No

pudo ser escrita la carta en italiano ; pues

siendo un documento dirijido al General de

la órden, conforme a las reglas de ella, de·

bió escribirse en latin », observa Torres. Sal–

damando (págs: 197- 8). Convenimos en que

la

Carta

efectivamente ne; se escribió pri–

mero en italiano, aunque no por la ra zón

tan ficticia como insubstancial que se aduce,

como quiera que ni hay tal regla en la

Compañía, ni, aunque la hubiera, podría

prohibir el que se extendieran primero en

cualquiera lengua los documentos que,

puestos después en latín, se dirigieren

á

Roma, sipo por la razón sencillísima de

que no tenía necesidad de tomarse seme–

jante trabajo el P. Mastrilli Durán, como

de hecho no debió de tomárselo, cuando en–

comendó su redacción al P. Rarn;;onier.

Pero oigamos lo que dice Sommervogel

á este propósito: «Le P. Sotwel dit: "Edidit

pnelerea [P. Mastrillus Duran] Litteras

annuas Provinci<e Paraquarire annorum

1626 et 1627. Quas Jacobus Ranconier no–

ster latine scr ipsit, et Antverpire edidit

Joannes Meursius, 1636

1

8.

0

"

J e crois qu'il

y a la une erreur¡ d'apres le titre de l'ouvra–

ge du P. Ran g<mier, "(P. Nicolai Duran)

jussú ac nomine scriptre", ces Lettres n'au–

raient point paru précédemment. Je sup–

pose que le P. Mastrilli, ou Duran, comme

il s'appelait au Paraguay, réuni t les docu–

ments et que le

P.

Ran ~on ier,

qui n'arri va

aux miss ions qu'en

J

632,

les

rédigea»

(\!,

717) .

Mas aquí es de adverLir ante todo que

Sotuelo (pág. 632) no h ace sino copiar

á

Alegambe (pág. 354 ), de quien sería el

error en todo caso¡ y que ni uno ni otro

dicen que el P.

R~nc;:onier

tradujese nada

del

P.

Mastr illi Durán, pues ambos le lla–

man resue ltamente escritor,

y

no traductor,

tanto aquí como también algo más abajo:

«Scr ipsit

[P.

Ranconier] Annuas Litte–

ras Paraquari re Societ at is Iesu, anni

MDCXXVI .

&

MDCXXVII. An tuerpire... .

»,

dice A legambe (pág. 209 ), á quien vuelve

á copiar Sotuelo (pág. 383). Luego, convi–

niendo con Sommer vogel en que el P. Mas–

trilli Durán debió de dar al P .

Ran~onier

los materiales para estas

Anuas,

y que en

ese sentido, además de haber sido él quien

las firmaba y enviaba al P . General, tiene

derecho al título, siquiera de editor, que le

dan Alegambe

y

Sotuelo, no podemos con–

venir en las razones que le mueven á admi–

tir esa consecuencia.- Es verdad que el

P . R anc;on ier no entró á las misiones hasta

el año de

l

632

¡

pero esas

misione~,

á que no

entró h asta dicho atio, fueron las especiales

de los Itatines, según Backer (m, 26); que

á las llamadas así en general «misiones», ó

1

sea, en nuestro caso, á la Provincia del Pa-