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tos

lV LIBROS DE LA IMITACION DE CHRISTO

459

en la 13iblioteca Real de Madrid , donde los

hay de todos los libros del mismo autor.

Vamos conjurando por partes este impo–

nente nublado literario que se nos quiere

echar encima.

Y ante todo, ¿en cuá.l de sus n umerosas

obras querría el Sr. Roda que el P . Schott,

muerto ya á 23 de Enero de r 629,_, nos ha–

blara de una traducción que no se iba

á

imprimir hasta después de obtenida la li–

cencia á 8 de Septiembre de 1654? ¿Cómo

quería que hablase de ella ni aun A legam–

be, cuya

B ibHotheca, se

había publicado ya

en Amberes el año de

I

643?

Pero, á lo menos la de Nicolás Antonio

'

dicen, no empezó á estamparse hasta el de

1672, ni sali"ó á lu z hasta el de 1676 la de

Sotuelo; y á pesar de que ya el primero re–

fiere «todos los tratados», y el segundo no

sólo refiere «menudamente todos los opuscu–

los i tratados que compuso el P. Nierem–

berg», sino también «las diferentes impre–

siones de sus obras», .todavía ninguno de

ell os menciona la traducción del Kempis .

Por lo visto, ni Climent ni Roda tuvie–

ron ti empo 6 ganas de leer el siguiente pá–

rrafo de Nicolás Antonio en su

Appeudix

pnºor ad Bibli'othecam:

«lOANNB.'S EvsEBIVS

NrnRENBERG.....adjunge.-Verlit ex Latino–

Thom:is de Kempis,

s1ts obras/

si ve ut cre–

d1mus, libros aureos de

Imi'tatione Chrz'sti>

Matriti semel atque iterum, subjungens in

secunda editione,

Vu T1· atado de dictame–

nes es_p1rituales....

~>

(u,

305:

cfr.

s90).–

Algo obscuro está aquí nuestro bibliógrafo,

y aun es posible que no sea muy exacto lo

que nos asegura de las ediciones madrileñas

anteriores al 1672; pero su testimoni o, aun

tal cual suena,. obscuro

y

quizás inexacto,

nos basta para probar lo atolondrados ó

fa–

laces que anduvieron Climent y Roda en

su apel ación á Nicolás Antonio por los años

de

I

774 y 75.-Á haberse podido retrasar

diez más su erudita correspondencia, de se–

guro que no incurrieran en semejantes des–

cuidos ó engaños; pues por fuerza hubieran

tenido que tropezar con la a1iadidura y en–

mienda que aparece en la segunda ed ición de

la

Bibliotheca Nova,

en el artículo mismo

del P. Nieremberg, donde, bien por cuenta

del mismo Nicolás Antonio, ó bien de sus

editores, se lee así, hasta, con su correspon–

diente solecismo: «Vertit .... ex Latino

&

vulgarem Hispanis post alios fecit, aureum

opus:

Itnt'tacion de Chn'sto

J'

mrmosprecio

del mundo de Thomas de

I~empú.

Ant uer–

pire 1650. 8.» (r, 688) .-En la fecha de 1650

hay evidentemente yerro de pluma ó de

imprenta; mas como ése en nada desvirtúa

nuestras reflexiohes, pasemos

á

Sotuelo,

autor tan escrupulosamente puntual como

nos le pintan Climent

y

Roda, en registrar

los títulos y aun las impresiones diversas

de la s obras del P. Nieremberg.

Pero

á

cualquiera q ne le haya leído se

le ocurre al punto preguntar qué idea se

habían formado esos señores de la puntua–

lidad y los escrúpulos. Por lo que hace

á

nosotros, podemos asegurar, con miedo to–

davía de quedarnos cortos, que de las im–

presiones de las obras del P. Nieremberg

no apunta la centésima parte siquiera de

la<s que conocemos; y que en la lista misma

de sus obras se olvidó de registrar algunas

harto notables, que podía haber visto cita–

das, bien en A legambe, ó bien en Nicolás

Antonio.-Sirvan para muestra" la «Vida

de San Ignacio deLoyola .. ..

»

(Madrid, 163 1)

y el <<Compendio de la Vida de el Venera–

ble P. Martín Gutierrez ....

»

(Jaen, 1639),

que ya constan en Alegambe (págs. 23 ,

583), y no aparecen en Sotuelo; así como

también «De perpetvo Obiecto Festi im–

maculat re Conceptionis.... »(Valencia, r 6

53),

«Exceptiones Concilii Tridentini pro omní–

moda Pvritate Deiparre Virginis expen–

sre.... Accedunt eiusdem Auctoris Disserta–

tiones Epistolic:ie....

»

(Amberes , 1665) y

«Theoria compendiosa de solida veritate

conceptft Deiparre absque labe originali....

Item eivsdem Sacrosyllabvs....

»

(Valencia,

656),

ningu.na

de las cuales cita Sotuelo,

sin embargo de que se hallan expresamente

mencion ados en Nicolás Antonio (r, 522) .

¿No basta esta sola indicación para conven–

cerse de que ni anduvo Sotuelo tan puntual

y completo, como suponen Climent y Roda ,

en el catálogo de las obras del P. Nierem–

berg, ni el no hallarse especificada en él

alguna de las que se le atribuyen y corren

con su nombre, es razón suficiente para

calificarla de apócrifa ó sospechosá?