4091 .-Idatii Episcopi Chronicon, cor–
rectionibus, scholiis et dissertationibus
illustratum
a
Joanne Matthreo Garzon,
Hispano, Societatis Jesu Theologo, Gan–
diensis Academire olim cancellario, ex
codice autograpbo Bibl. regire Bruxell.
edidit
P.-F. X.
de Ram, S. Theol. et
SS. Canon. doct. collegii hist. Reg. Bel–
gii Socius. Bruxellis, 1845.-E n 8.
0
,
d~
310 ps.
A.
EL
P.
IGNACIO
GARZÓN(!):
P. EL
P.
MATEO
AYMERI.CH(!).
«Per idem tempus [quo manuscr. codicem
P. Aegidii de rebus ad naturalem Catalo–
nire historiam pertinentibus] nactus es t
[P. Aymerich] alium codicem Ignatii Gar–
zoni S.
T.
doctissimum scilicet in Idatii fa–
stos commentarium. Vir iste integerrimae
vitae, et pertinacis studii, multa in eo ob–
servavit , quae alibi frustra quaeras¡ multa
detexit et emendavit sphalmata summorum
chronologorum Pagii, Natalis Alexandri,
Papebrochii, aliorum.... Historiam quoque
illam naturalem, fastosque Idatianos novis
semper lucubrationibus expolivit. Quin
etiam Matritum venit, ut in urbe principe
amicorum auxilio, et procerum quorundam
favore rem omnem facilius expediret. Sed
dum in eo est, spes orones intercepit cala–
mitas illa, quae eum sociosque a sedibus
suis avulsos, in longinquas regiones aman–
davit.... », dice el P. Gallisá y Costa en el
elogio que hace del P. Aymerich en su cu–
riosa obra
De Vita et
Scnpti's
:Jos. Ft11eitrn
1
(págs. 19-20)¡ y anota más adelante que
el título con que había de imprimirse la
obra, era el de «Ignatii Garzoni e soc. Iesu
commentarii in Idatii fastos consulares. Mat–
threus Aymerichius eiusdem soc . opus re–
cognovit, auxit et supplevit in 4.º» (pág.
22).
Indudablemente que el P. Gallisá se re–
fiere á la misma obra de que hablamos en
este número¡ pero en sti descripción comete
dos yerros, á que es difícil hallar excusa ni
explicación satisfactoria. El primero es el
de llamar
Iguacio
al autor; y el segundo,
el de suponer que sus comentarios fueran
á los
Fastos Co11wlares,
atribuidos también
á Idacio. Mas que no eran éstos los que se
comentaban, ó, para hablar con la debida
exactitud , los que se querían imprimir con
nuevas enmiendas, escolios y disertaciones,
consta de la portada misma dela obra. Pues,
que no se llamaba, ni aun podía llamarse,
Ignacio Garzón el erudito anotador de Ida–
cio, se concluye evidentemente, aunque no
hubiera más pruebas, de que, por el tiempo
á que alude el P. Gallisá, no había en la
Compaf'lía ninguno de ese nombre y ape–
llido que pensara en semejante trabajo.
En cambio, óigase lo que del P. Juan Ma–
teo escribía el P. Andrés García en su
Carta
de edificación, donde describe «la Obra gran–
de de que confiamos ha de hazer al P. Gar–
zon celebre entre Jos Eruditos de España, y
son las notas, y disertac;iones al Chronico
de Idacio. No me detengo en dar.... noticia
de la inmensa letura,
y
fondos que supone
esta Obra, porque esperamos que vea la luz
publica quanto antes, y ella misma dará
ocasion mas oportuna p.ª mas dilatada idea
de los estudios,
y
talentos del P . Garzon.