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IDATII EPISCOPI

N. M.

R.

P. General le exortó al P. a con–

cluirla, y publicarla, para que (añadia N . P.)

vean los sabios que acusan de poco instrui–

dos

á

los Jesuitas Españoles, que'los ay en–

tre ellos eruditos y sabios, como en el pri–

mer siglo de la Compañia » (Ms., pág. 3).

«JoANNES MATTHAEUS GARZON, e Soc.

Jesu Theologus, almae Gandiensis Acade–

miae olim Cancellarius, conscriptum reli–

quit opus recondita hispana eruditione ple–

num , cui titulus:

Idatii' Epi"scopi· Chromcon

correctioniºbus, Scholi'i"s,

&

notis zllustratum;

tribus prolixis Dissertationibus adjectis....

Prope diem haec typis committentur, Ma–

tritensem editionem procuran te Cl. V.

lllat–

thaeo Aymeri"chio.

...

»,escribía algunos años

después el P . Gener

(Theol. Dogmnt.-Scho–

last.,

l,

195). Y como algo más adelante

advirtiera el mismo P. Aymerich, que« hoc

opus posthumum [quod « correctionibus,

notis , et dissertationibus illustravit s'odalis

olim et amicus meus Joan. Matthreus Gar–

zon »].... ti pis editum jam esset cum nostra

Historia 11aturali" et CEconoini'ca Cntalo-

11i0!,

me curante utriu que editionis corre–

ctionem, ni Fortuna, ludum insolentem

ludere pertinax, repentino excitato turbine,

totum negotium disturbasset »

(Spec. vet.

R om. Litterat.,

r, 173), añade oportuna–

mente el Dr. Ram en su

Monz"tmn editoris:

«Eo enim tempore quo nova illa Idatiani

Chronici Editio typis excudenda erat, in

Hispania societas Jesu suppressa fuit, ejus–

que alumni iniquo multati sunt exsilio».

En efecto:

<<.••.

tenia consigo [ Aymerich

J

el dicho cronicon de !dacio para imprimir–

lo, y al salir de Madrid el.... año [de 1767]

1

en la universal expulsion de los jesuitas es–

pañoles, el cronicon quedo en poder del

seflor [D. Juan de

J

Santander prefecto de

la real biblioteca de Madrid. En el r783 un

pariente del señor Santander [su sobrino

D. Carlos de la Serna Santander].... esta–

blecido en Bruxelas tenia el dicho cronicon,

y con revision, y aprobacion de los exjesui–

tas, que continuaban la celebre obra

acta

sanctornm,

determino imprimirlo: y para

este efecto los dich0s exjesuitas escribieron

al senor don Bartolome Pou.... para que

formara un breve elojio de Garz0n: el señor

Pou, (que me ha comunicado estas noti-

cías) lo formo, y embio a Bruxelas», dice

también, á nuestro propósito, Hervás (u,

2l).

De todos estos documentos, y de otros

parecidos que omitimos por brevedad, se

deduce con tpda evidencia que lo que el

P. Aymerich trataba de publicar en Ma–

drid , era precisamente el

Idati"i Episcopi

Chromcon,

anotado y corregido por el doc–

tí imo P. Juan Mateo Garzón , y no los

Fastos Co11sulares,

comentados por el P .Ig–

nacio Garzón, como supone el P. Gallisá.

Esto, cuanto al autor y al argumento del

manuscrito. Cuanto á la parte que se con–

cede al P. Aymerich en su arreglo definiti–

vo, parécenos que hay también alguna más

que mediana exageración, si ya no engaño

mani~esto.

De ninguno de los testimonios

alegados se infiere que dicho Padre se alar–

gara á rever, aumentar y suplir el trabajo de

su ilustre amigo y·compañero. Tampoco se

deduce tal cosa de su correspondencia con

el P. José Martínez sobre la impresión del

Chro11ico11,

que, original, existe en la Biblio·

teca de la Historia, de Madrid. Además, las

licencias del P. Pedro Navarro, Provincial

de Aragón, con que debía imprimirse el

Chro1dco11,

son de 30 de Septiembre de 1763,

anteriores á J.a fecha en que el P . Aymerich

se encargó de darlo á la luz pública. Final–

mente, hubo:éste de atenerse con tal pun–

tualidad al texto del P. Garzón , que no sólo

no suplió lo que faltaba en él, pero ni se

atrevió siquiera á táchar ó corregir las cláu–

sulas, por donde se echa de ver que necesi–

taba algún suplemento. « Lege, si vis, in

fine hujus operis dissertatiunculam de Ba–

caudis», dice el P. Garzón

á

la nota

Lv¡

y,

sin embargo: «Hanc dissertationem ab au–

ctore elucubratam non fuisse, dictum est in

prrefatione», advierte en nueva nota el

Dr. Ram (pág. 199). «Desiderantur alire

dissertationes de Priscillianistis, de Go–

this, etc., quas auctor morte prreventus

elucubrare non potuit», añade también algo

más adelante el mismo editor (pág. 268).

Si es verdad, como éste asegura en la

portada misma y repite luego en el

Moni–

tmn,

que el impreso de

l

45 está tomado

del cóJice autógrafo del P. Garzón, todavía

se ve más claro el poco fundamento que

hay para conceder al P. Aymerich la me-