HUELVA ILUSTRADA
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dos
per
non usum.
Nos averigua el obscuro
y enredoso número de sus templos,
y
saca–
rémos que son cinco..... Cuenta todas las
memorias de misas y capellanías que deja–
ron fundadas sus piadosos fundadores. Sus
casas, sus vecinos, sacando cuatro mil y tan–
tos en un plan infalible y exactísimamente
sumado con notable sorpresa de nuestra
impericia, que jamas ha sabido sacar mas
que mil y ochocientos..... Nos ense11a 'cómo
se llamaron sus antiguos ordinarios ó arrie–
ros, que fueron hombres de bien y dieron
su nombre á ciertas calles; que este pueblo
fué habitado por algunos hombres gigan–
tescamente agigant?:los, porque vió unas
canillas procesaras, mayores que las que
guarda en Carmona la curiosidad del mar–
qués del Saltillo..... Hace mencion de las fa–
milias ilustres de Huelva, que maliciosa–
mente callaron Margado y otros genealo–
gistas ambiciosos¡ y especialmente trae la
ascendencia de los Garrochas hasta entron–
car en la montai'ia con un notario llamado
Bastian Garrocho, cuya familia se las apueslóa
á
los Cevallos del Infante D. Pelayo que se
pasearon por Jerasalin," etc. Y continúa
por este estilo la crítica de la historia.-He–
mos insertado estos párrafos (añade Muñoz
y R omero), porque habiendo preguntado á
algunas personas eruditas acerca ·de esta
obra, dudaban de que se hubiese escrito»
(pág. 139, núm.
2).
También hemos creído nosotros conve–
niente reproducirlos, aunque tan largos, y
abultados quizás á su placer por el irónico
panegirista, para que se cotejen con ellos al–
gunos otros de los que hallamos en la
Huelva
Ilustrada ;
como, por ejemplo: «En la mis–
ma Huelva.... se descubrio en nuestros tiem–
pos vna canilla tan disforme, que solo pudo
ser de algun Gigante», dice el Sr. Mora
(págs. 19-20); el cual, refiriéndose á una
«Calavera descomunal» que dicen apareció
en unas cuevas, añade que «se descubrib
otra Calavera semejante, cuyo ambito era
como un harnero, y aviendola hecho peda–
zos los. muchachos, conservaba sus mons–
truosas muelas el buen gusto del Marques
del Saltillo» (pág.
20).-«....
fuera de lo di–
cho en toda la Historia Romana, en sus
Conquistas, Reencuentros, y Sucessos me-
TOMO III.
morables, yo no encuentro memoria alguna
de Onoba [es decir, Huelva], con que enri–
quecer esta Historia. De las <lemas barbaras
aciones, que sucedieron
a
los Romanos,
Silingos, Vandalos, Suevos, Alanos, y Go–
dos, aun tenemos menos noticia de si con–
servaron aOnoba
b
la destruyeron» (pág.
30).
-«El Pueblo se reparte en
39.
Calles,
86..¡..
Casas.... Ay
40593
res decir ,
4593]
perso–
nas de confession, sin contar, primero los
parvulos: segundo, las personas Religiosas,
que, quando esto se escribe, se cuentan en
el Convento de
R. R.
Madres Agustinas
Calzadas,
30:
en la Merced Descalza,
30:
en
la Victoria, 14., y en S. Francisco
25.,
sin
contar sus Sirvientes: tercero, los Clerigos
Ordenados
in sac1·is,
que.son de
25.
a
30.
y
12.
de menores, con sus Familias'>) (pág.
138).
Además, para la inteligencia de lo que
en la
Huelva vindicada
se critica de la des–
cripción interior y exterior de la población,
véanse las págs. 1-16, 45-55 de la
Huelva
Ilustrada¡
para la «sucesion chronológica
de sus señores »
1
las págs. 3
7-44;
para los
Privilegios, tanto reales como señoriales,
las págs.
56-66
y
67-73;
para
'la
enmara–
ñada clasificación de Iglesias, Comunidades
religiosas y Santuarios, las págs. 150-174;
fijándose en las 151
1
161, 163
1
con más las
JO-II
de las
Noticias,
para lo de misas y
fundaciones piadosas; para las familias é
hijos ilustres de Huelva, las págs.
9-28
de
las mismas
Noticias,
particularmeme las
24-28
1
donde se trata con especial recomen–
dación de los Garrochos, celebrados ya á
las
60-62
de la obra principal.
Quien quisiera hacer otro «panegírico iró–
nico» de ella á la manera del que aparece
en el
Sumario
fmntzeal,
parécenos que, á
j
uz–
gar por la muestra que de él nos da
Mmi.ozy Romero, tendría muy poco que cambiar
en el anónimo. Tal es la semejanza que ha–
llamos en lo que conocemos de una y otra
Huelva,
pues no puede dudarse que son dos
realmente distintas. La del P. Hierro debía
de ser, por lo visto, más voluminosa, y en–
trar en algunos pormenores que faltan en
la del Sr. Mora, como el de los arrieros que
dieron su nombre á ciertas calles, el del
notario montañés Bastián Garrocho, y el
de algunas alusiones, tal vez, á los historia-
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