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HISTORTA DEL FAMOSO PREDICADOR

229

atrás y dejado á su

mu~rte

en el Colegio de

Salamanca: de forma que «esta cantinela de

que el

Fray Gerundio

es obra del Padre

Luis de Losada ha cundido tanto, que ape–

nas hay hoy tonto alguno en España que

no lo crea», dice el mismo P. Isla en sus

Cartas Apologétiºcas

(pág.

3s2

del cit. t. xv

de Rivadeneyra).-Los que más trabajaron

en esta empresa, fueron, además del célebre

abogado catalán D. José Maymó y Ribes, el

Oratoriano D. Juan de Arabaca en su

Carta

(págs.

365-66),

y el Capuchino Fr. Mat.ías

Marquina en sus

Reparos

(págs.

265-66),

castigados y deshechos tan sin compasión

en las

Cartas Apologéticas

(págs.

351-357),

dignísimas de leerse, ya que nos es imposi–

ble extraer de ellas, por su longitud, ni aun

los párrafos que hacen más directamente á

nuestro propósito.

Copiemos, en cambio, dos pasajes de las

Cartas familiares

del mismo P. Isla, que

seguramente no disgustarán á nuestros lec–

tores. -En una de Villagarcía y Marzo

24

de 17

58,

dice así á su cuñado: «Los protec-.

tores de la obra [de Fr. Gerundio] no son

ménos ni ménos respetables que el gremio

de los enemigos. ingunos la hacen mas

favor que los que la atribuyen al Padre Lo–

sada, porque la suponen digna de tal plu–

ma. Está muy lejos de eso, y ellos muy

distantes de toda reflexion. A poca que ha–

gan, conocerán que las mas de las obras que

se critiquizan en

F ray Ge1·um!io

son poste–

riores á la muerte de aquel hombre grande»

(P.

i,

carta cxxvm).-En otra del mismo

Villagarcía y Junio 9 de

I758

á su hermana,

dice con no menos resolución: «Los que

suponen ser parto del Padre Losada la

obra de

Fray Gerundio,

hacen al pobre

viejo un agravio que Dios se lo perdone, y

á mí me hacen una merced que D!os se la

pague. En todo caso estos son los que for–

man concepto mas ventajoso de la obra ; y

si su verdadero padre hubiese sido bauti–

zado en

Saint Fins,.

no le pondrian á pleito

este chiquillo. No te mates por defender su

genealogía¡ y contenta con saber que es le–

gítimo sobrino tuyo y de legítimo matri–

monio, désete un bledo porque le supongan

hijo

d~

la Iglesia» (P.

1,

carta cxLm).

Y vayan aquí dos noticias que merecen

alguna rectificación, para concluir luego con

otra tercera, digna de especial recuerdo.

Don Francisco Lobón de Salazar, «Pres–

bítero español , que habitaba en Villagarcia

en

1758.

r<ué amigo del padre Isla y pu–

blicó bajo su nombre el primer tomo de la

obra de aquel, titulada "Fray Gerundio de

Campazas" que luego reclamó y continuó

su verdadero autor», según Roura (n,

T

55).

-Pero ni hubo, ni pudo haber, tal recla–

mación , cuando consta que el inofensivo y

docilísimo Cura Párroco de Villagarcla de

Campos no hizo más que acceder

á

lavo–

luntad del P. Isla, en prestarse con su ha–

bitual honradez y hombría de bien á servir

de padrino ó especie de padre putativo al

inocente

F1•ay Gertmdio.

Segunda noticia.-En la verdadera

ó

su–

puesta

Glosa

de Valle Salazar, mencionada

al núm. ·oo, leemos lo siguiente: «Fue pu–

blico que al tiempo en que con los Padres

de PortÚgal se tomo providencia por el Rey ·

Fidelissimo, compuso Isla el segundo Tomo

del Gerundio, y se prueba con exemplares

manuscritos, que se han hallado en algu nos

Colegios, y uno en poder de un Cavallero

seglar, que lo entrego: que Isla lo imprimio,

y no se atrevio sin duda

a

expenderle en

estos Reynos, y lo remitio

a

los de Indias

por mano del P. Patricio Meager, quien

dirigio seis caxones de exemplares

a

D. Luis

Antonio Pedrosa, residente en el Puerto de

la Guayra, quien dio

a

Meager aviso del re–

cibo en

23.

de Septiembre de 1765. cuya

carta original se halló en el aposento del

mismo P. Meager » (pág. 7). -

Creíamo~,

iofel ices de nosotros, que hasta

á

los minis–

tros y corchetes de Carlos III obligaba el

octavo mandamiento de la Ley de Dios;

pero sin duda que los bibliógrafos nos dirán

que estábamos en un error.

Tercera y última noticia.-«En el con–

vento de la Trinidad de Madrid había vi–

vido y muerto rodeado de triunfos el pro–

pagador más célebre de la oratoria de

guirigay, el padre Hortensio Félix Paravi–

cino y Arteaga ; contra aquél monasterio

parece que fué dirigida la piedra que der·

ribó la estatua con pies de barro: de la

librería de Gabriel Ramirez, frente á la

Trinidad, salió el alborotador

Gerundio,