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LJX -

con sn doctrina divina y sns numerosos milagros,

piensan haber encontrado nn medio seguro,· ó para

hacerle perder su popularidad,

6

para hacerle conde–

narse

it

sí mismo como prevaricador, obligándole

declarar su opinión acerca de un artículo odioso de la

ley mosaica. Traen, pues, á Él una mujer sorprendida

en adulterio, la cual según esta ley debería ser lapi–

dada ; y le pregunhp1 lo que debe hacerse. Nuestro

Sei1or, sin reprobar la ley de Moisés, encuentra con el

don de consejo el medio de confundir

á

sus enemigos,

ejerciendo al mismo tiempo misericordia con la pobre

pecadora, y les diee : "Qui sine peceato est vestrum

primns in illam lapidem mittat" (Ioau. 8, 7). - En

otro dín. se unieron los herodianos

á

los fariseos para

tender Íazos

á

Je ús, con la esperanza de encontrar en

sn respuesta la ocasión,

6

de hacerle odioso

á

la nación

judía, haciéndole pasar por partidario de la dominación

romana,

6

de denunciarle al representante del César,

como sujeto rebelde; por esto le preguntan: "Licet dari

tributum Cmsari, an nou dabimus

?"

(Marc.

12, 14);

y

Nµestro Sefior los confunde de nuevo con su respuesta

tau Mbil y sabia. Habiendo hecho traer una pieza de

moneda, y después de haberlos inducido

á

decir que

la efigie era la del emperador romano, les declaró: ,

"Reddite igitur qum- sunt Cmsaris, Cmsari ; et qum snnt

Dei, Deo" (ibid. v. 17).

·

El alma del Salvador estaba lleua del don de for–

taleza y mostraba, en tantas circunstancias difíciles,

una energía del todo divina, sea en resi tir el orgullo

de los fariseos, sea en sufrir las fatigas de su

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