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J,V! -
virtutum, unt emiuentiori modo quam in virtutibus"
(S.
T110M.
In
3 dist. 34, q.
1
ad 3). Estos siete dones
del Espíritu Santo son . infundidos en el alma con la
gracia santificante
y
las virtude
obrenaturales en el
momento de la ju tificaoión. Por esto
0
ni1ios inocente
tienen mucho gusto por la religión
y
las cosas divinas,.
pues recibieron los siete dones del Espíritu Santo en
ol bautismo
y
110
han disminuído toilavía por el pecado
la efi aeia ele ellos.
Si los justos tienen los iete <lones <lel Espíritu
Santo, Jos
h;i
teui1lo de un modo J>erfcctísimo el.
Siwto 1le los Santos, Jesucristo.
Qne el alma hu–
mana del Salvador fué emiquecida con la plenitud del
Espíritu Santo, nos lo dice claramente
ht
E critura
Sagrad:i.: "Jesús, lleno del Espíritu Santo, . . . fué
conducido por el mismo Espíritu al desierto" (Luc. 4,
·1).
Precisa.mente estos movimientos interiores obran los do–
ues del Espíritu Santo. "Dios ungió á Jesús con el
Espíritu Santo" (Act. 10, 38), es decir, santificó al ·alma
humana de Josús con las gracias
y
dones del Espíritu
Santo 1. La sabidmía, inteligencia y ciencia del alma
de Cristo han siclo incomparablemente mayores que las
que tienen lo hol)'.lbres y :íageles, sin embargo estas
tres virtndes intelectuale del alma de Cristo han ido
n el orden 'natural limitadas y finitas, porque eran
criada como el alma misma; pero uniéndose hipo bí.–
ticamento el Verbo Divino, es clecir, la abidnría Eterna
per onal, con el alma de Cri to, y comimicáodo e
á
1
' éase S.
Trro~1.,
Sum. Theol. III",
q.
7, a. 5.