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LI -

infinitamente bueno'', pues la voluntad es la facultad

que ama y es atraída por la bondacl infinita de Dios,

no solamente porque Dios es el Bien para el hombre

(caridad imperfecta, y

á

su vez atrición) sino también

porque es el Bien en

sí,

el Bien ab oluto (caridad per–

fecta,

y

<Í.

su vez contrición). Eu esto nos confirmamos

por la fórmula que para un acto de contrición propuso

el Concilio Romano (Provincial) de

1725,

<Í.

saber: "Deus

meus et Dominus meus, Cllm sis summum, infiuitum et

perfectissimum Bonum, amo te Sllper omnia, et ideo

me prenitet, et ex toto corde doleo, qDod te toties

offenderim peccatis meis. .Abominor ea omnia et de–

testor super omnia mala, maxima curo displicentia, et

rogo humiliter veniam, curo firmo proposito, tua sancta

gratia auxiliante, te in posternm non amplius olfon–

dendi."

Esta fónuula ha servido

y

sirve de modelo para

casi todos los

dem~ís

actos de contrición en la cristian–

dad ; principalmente en los libros de devoción que com–

puso San Alfonso de Ligorio, se repite de varios modos

la idea de la Bondad infinita de Dios como motivo de

la caridad perfecta

y

de la contrición. - ¿Por qué

damos tanta importancia

la cue tión del motivo de

la caridad perfecta, respectivamente de la contrición ?

Porque muchas veces se nota que la gente opina que

el rezo del "Se1ior mío J es u-cristo" obra el perdón de

los pecados de un modo semejante al de la forma de

un acrameuto, sin pensar que hay que penetrarse del

motivo · de la contrición perfecta. De consiguiente debe–

mos explicar

:í.

fondo el "Seí1or mío .Jes ucri sto" ya