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infinitamente bueno'', pues la voluntad es la facultad
que ama y es atraída por la bondacl infinita de Dios,
no solamente porque Dios es el Bien para el hombre
(caridad imperfecta, y
á
su vez atrición) sino también
porque es el Bien en
sí,
el Bien ab oluto (caridad per–
fecta,
y
<Í.
su vez contrición). Eu esto nos confirmamos
por la fórmula que para un acto de contrición propuso
el Concilio Romano (Provincial) de
1725,
<Í.
saber: "Deus
meus et Dominus meus, Cllm sis summum, infiuitum et
perfectissimum Bonum, amo te Sllper omnia, et ideo
me prenitet, et ex toto corde doleo, qDod te toties
offenderim peccatis meis. .Abominor ea omnia et de–
testor super omnia mala, maxima curo displicentia, et
rogo humiliter veniam, curo firmo proposito, tua sancta
gratia auxiliante, te in posternm non amplius olfon–
dendi."
Esta fónuula ha servido
y
sirve de modelo para
casi todos los
dem~ís
actos de contrición en la cristian–
dad ; principalmente en los libros de devoción que com–
puso San Alfonso de Ligorio, se repite de varios modos
la idea de la Bondad infinita de Dios como motivo de
la caridad perfecta
y
de la contrición. - ¿Por qué
damos tanta importancia
ií
la cue tión del motivo de
la caridad perfecta, respectivamente de la contrición ?
Porque muchas veces se nota que la gente opina que
el rezo del "Se1ior mío J es u-cristo" obra el perdón de
los pecados de un modo semejante al de la forma de
un acrameuto, sin pensar que hay que penetrarse del
motivo · de la contrición perfecta. De consiguiente debe–
mos explicar
:í.
fondo el "Seí1or mío .Jes ucri sto" ya