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Espíritu Santo, sobre las almas, comunicándoles la
gracia vivificante
y
santificante, las virtudes infusas y
sus siete doues. Como para la vida natural el alma
es el principio de la vida, así para la sobrenatural, la
gracia santificante es el principio vivificador.
Á
la
facultades del alma corresponden en la vida sobre–
natural las virtudes teologales
y
morales, que deben
ser infusas para que sean meritorias. Pues, para un
fin sobrenatural se necesita de medios sobrenaturales;
por consiguiente, virtudes sobrenaturnles
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sea infusas.
· "Virtutes theologicm sufficienter nos ordinant ad finem
snpernatnralem, secundum quanilam iuchoationem, quan–
tum cilicet ad ipsum Deum immcc\iate; sed oportet
quocl per alia virtutes infu as perficiatur anima circa
alias res, in orcliue tamen ad Deum" (S.
'1'110 M.,
Sum.
Theol.
P
11", q. 63, a. 3 ad 2). En efecto, Dios nos
comunica por sí "la sobriedad, la prudencia, la justi–
cia
y
la fÓrtaleza" (Sap. 8, 7). Como en la vida
natural hay el conato
6
inclinación con la cual obran
las facultades, así en Ja vida sobrenatural hay los siete
clones· del Espíritu Santo que perfeccionan las virtudes
infusas
y
las hacen fáciles. Traducir al quichua el
término "dones del Espíritu Santo" con "Espíritu
Santopac cushcacuna" (lo cual gramaticalmente sería
correcto), no conviene, porque Ja frase 'Dios cushca"
se ha hecho equívoca por ciertas costumbres do los in–
dios. Hemos adoptado más bien el término "acllas bca
graciacuna" = gracias emin entes, que, en efecto, son
los dones del Espíritu Santo por cierta intensidad y
superioridad de estas gracias.
"In
donis illa qum sunt