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muchas veces fuera de la casa á causa de sus negocios.
Ahora bien, un acto especial de la educación religiosa
en la familia es el rezo de la Doctrina Cristiana, y,
en cuanto puedan los padres, la explicación de la misma.
Repetimos, <Í. esta costumbre se debe en gran parte
que en Ja América Latina se haya conservado el Depo–
situm fidei. Hay, pues, que conservar é introducirla
de nuevo, donde se hubiera perdido. ¡Ojalá que el
primer movimieuto y acción racional de la manecita del
ni1io sea la sei1al de la sauta Cruz ; y que sus prime–
ras palabras sensatas sean : En el nombre del" P adre
y del Hijo y del Espiritn Santo, en cuyo nombre e t:í
bautizado. También en las familias indias hay que
introducir que la Doctrina e rece privadamente, no
olamente en las reuniones. Que e to sea factible,
prueba el hecho lle que un acerdote, que no quiere
er nombrado, introdujo en familia indias el rezo pri–
vado del santo rosario.
Pero con esto nos hemos desviado de nuestro a unto.
Lo que hemos querido demostrar es que "La Doctriua
Cri tiana" y "Las Preguntas" que se haUan en uso, son
muy populare . Por o ta razón no convendría ele ningün
modo bu car ó
qne~er
introducir otra "Doctrina Cristiana"
1í otro texto para los que
110
asi ten á e cuela , on las
cnale , í, onvieue adoptar un catecismo conformo
:i
la norma del atcci mo Romano. - De 'La Docb'iua
ri tiana" u nal exi te una docena de varia.nte , e decir,
qne una edición tiene algo m<í , otra algo meno de
oracione y verdade de
fe ;
también hay pequeños cam–
bio en la palabras del texto. Para. une
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