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XLVII
tomó por base de u catecismo "La Doctrina Cri tiana"
y Astete "Las Preguntas"; pues, y por haber sido la
recitación de amba , costumbre en las familias, el paso
'i
los Catecismos respectivos era natural y
frtcil.
En
efecto, en la arquidiócesis se rezan todavía La Doctrina
Cristiana
y
las Preguntas' en todas las familias cristia–
na los domingos de tarcle, y cu algunas familia aun
todos los días
á
las 4 ó 5 de la ma1iaua. ¡Benditas
sean estas madres de fami lia, de veras apóstoles! pues
mayormente por esta costumbre se ha conservado la
fe entre nosotros. Y en realdad, los habitantes de la
Costa son tan ignorantes en las verdades ele la fe, por–
que se ha abandonado este rezo en las fami lias y ha–
ciendas. Aunque tuviéramos escuelas perfectas, en las
cuales se ense1iara el cateci mo
á
todos los ni1-1os, se
tendría que conservar en las fam ilias
la
costumbre
laudable de rezar la Doctrina;
y
donde no existe ya,
debemos empeíiarnos en que se introclnzca de nuevo ;
pues la mejor escuela no puede componer, por lo
regular, lo que se ha omitido
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dafíado por los padres ;
ellos s·on por derecho natural y positivo-divino loa ins–
tructores natos de sus hijos;
y
reciben en el sacra–
mento del matrimonio una gracia específica para su
edncacióu, gracia que no tiene el mejor maestro de.
escuela; de modo que, si los padres se han descuidado
en la educación, clifícilmeute ·compoudní esta falta la
escuela. En especial la madre cristiana tiene una
misión grande en Ja Iglesia ; ella es el baluarte más
fuerte <íOntra
bt
impiedad; pues
á
ella incumbe prin–
cipalmente la educación ele los hijos, por estar el padre