gracia ya antes
la luz.
de ver
l
lla, manarac vacarimiw 'ña
graciahuan junclaslwa cash–
cangui.
porque Ja dignidad de la Maternidad divina es relativamente
infinita. Y
á
causa de la misma l\Iaternidacl divina la ple–
nitud de gracia en Iaría es redund::mte, es ele tanta abun–
dancia que la gracia se comunica por María
á
todos los hom–
bres. "Beata Maria tantam obtinuit gratire plenituclinem, ut
csset propinquissima Auctori gratire, ita quocl eum, qui est
plenus omni gratia, in se r ec iper et , et cum pari endo
quodammodo gratiam ad omnes derivaret" (S.
Tno~r.,
Sum.
'fheol.
ill•,
q. 27, a. 5 ad
1).
Así la plenitud de gracia en María tiene mucha seme–
janza con la plenitud de la·gracia en el alma ele Cristo¡ mas
por otra parte hay una diferencia inmensa entre aquélla y
ésta; pues María no tiene la gracia de sí misma, sino que
la ha recibido del Autor de toda gracia, de Cristo, y éste
tiene la plenitud de la gracia en sentido absoluto. De con–
siguiente no pudo haber aumento de la gracia en Cristo,
sino que ha tenido desde el momento de su existencia en
cuanto hombre la gracia en su perfección, es decir, la lum–
bre de la gloria; mientras que en María la plenitud ele gra–
cia no ha siclo perfecta desde el principio, pero se perfeccio–
naba más y más, por cuanto María se encontraba como los
demás hombres in statu vi re y así era capaz de un aumento
ele gracia. Esto sobre todo hay que admitir para el período
anterior
á
la Encarnación del Verbo Divino, pues con ésta
se cumplió en 1\Iaría una perfección esp cífica ele la gracia
.por la efectiva Maternidad divína. Sin embargo, también
después de la Encarnación hubo en 1\Iaría aumento ele gracia
ex oper e 9pcrato por la participación de iaría en la
comunicación del Espí1itu Santo en la fiesta de Pentecostés
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