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XL! -
lit Pa cua ele Re nrrección, menor pompa, menos con–
cun encia,
y
poco entusiasmo; al pa o quo las fie tillas
de algún Santo, ó de advocaciones de poca monta se
las ve aparatosamente ej ecutadas
y
tan concurridas que
nada dejan que desear: donde no hay el orden debido
y
el debido aprecio de las co as, falta por lo menos
la solidez ; tememos que falte
la.
beudioión de Dios,
y
que de aquí nazca el triste espeetáculo do un pueblo
muy fiestero
y
poco religioso ;
y
si aparentemente reli–
gioso, realmente poco católico"
1 .
Celébrense, pues, las
fiestas en los días prefijados por la lglesia, como lo
prescriben el l ' Sín. Qnit., e. VI
2 ,
y
ol l ' Cone. Qnit.,
decr. VII, 18°,
y
abróguese la corruptela do colebrarlas
juntas en ciertos meses, á manera de juego
y
distrac–
ciones profanas; y se fomentará
la
piedad.
El mejor medio de dar á las fiestas carácter ver–
daderamente religioso es hacer que los priostes se con–
fiesen
y
com.ulguen ; pues así se unen íntimamente con
Jesucristo, que es el centro ele toda Ja religión. "Los
párrocos inculcarán á los priostes que en
l:t
celebración
de las· fiestas se animen del espíritu de la lgle ia,
y
se acerquen en los días en que éstas tuvieren lugar,
1í
los sacramentos ele la Confesión
y
Comunión" (IVº Conc.
Qnit., De las fiestas religiosas, lll}. Opongamos, pues,
los gozos del banquete mí tico ele
la
sagrada Comunión
L
Boletín Eclesiástico
l.
c. 365.
2
Aunque este ínodo no liene ya fuerza de loy por
la disposición del
Ir
Conc. Q,uit., decr. XII, tiene autoridad
directiva.
.
Guu.rn,Vademécum.
d