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magnanimidad. Asi los san-
pish santa (eta mananifna.–
tos mártires fueron fortísi-
manita astahuani mwnashpa.
mos, pues que para. defen-
SantoMartircwnatacacatish–
der la fe prefirieron perder
pa, canwuna allita 1·urash–
aun su vida antes que re-
camanta rimacuc runacu–
negar de ella. Imitando á
nata annallatac manchai–
los santos mártires no te-
chicchu; "uccu-aichata hita–
máis de ningún modo á
ñiwhiccunata, almataca huar
aquellos que os murmuran
ñuchina mana itshaccunar
y critican porque obráis el
ta anna manwhaichicchu;
·
bien. "Nada temáis
á
los
ashitnca alma uccu aichani–
que matan al cuerpo, y no
dinta ucupachannani shüana
pueden matar al alma: te-
itShacta manwhaichic", Je–
med antes
al
que puede
sucri,sto nishpa ninl. Mania
arrojar alma y cuerpo en
sinchi cae, pishi shwngu–
el infierno", dice Nuestro
yucca innapish uchuilla ?!ar
Señor
1 •
El hombre débil y
carwuita, imapish julmalla
pusilánime se espanta en
chiquita rnanchashpa llaclla
presencia de cualquier pe-
ullahuangashina miticztngar
queño trabajo
y
ante cual-
mi, santa (eta mananingar
quier peligro aparente, y
pish, runacU?iata Diosrnar1r
huye como cobarde galli-
ta astahuani manchashpa.
nazo y llega á renegar aún
ChMna llaclla slmnguyuc
de la fe por temer más
á
alnnapac casicaita, allí ru–
los hombres que á Dios
1iacwnapac yupaita, Diospac
1
Matth.1.0, 28. Aludimos con esto á.cierto respeto
hu~
mano de los indios, el cual los induce
á
arreglar fiestas, es
decir borrachera$, no por otro motivo sino porque "me
hablan", según se expresan ellos.