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la Iglesia? Vosotros dai
de comer á vuestros ani–
males, ¿y por qué .no que–
réis u tentar á los minis–
tros de Dios ? ¡Qué! ¿.Aca–
so ellos no trabajan tam–
bién
y
se afanan por voso–
tros mismos
?
1
Dios/a muchangapac yaina–
pashpa, Dio man sirviccu–
nata cara hpa? Cambachui–
lmaaunata carangui, ima–
raicu Diosman sirvioczmata
mana carasliae ningui?
Manachii caiczmapish ·can
quiquiwmcunta
trabajan,
ruran?
1
-
Todo esto, pues, manda
Caí caitaca cuslwacai,
·
la virtuil de la justicia.
ju~ticia
shutiyuc, ninmi.
La prudencia nos mues-
..dmautacai,
prudencia
tra lo bueno que debemos
hutiyuc, a/lita yachachin,
hacer,
y
la justicia nos lo
cushcacai allita rurachin.
hace poner por obra. Mas
A hca cuti allitci yachash–
muchas veces aunque sabe-
paca, hinapish al/ita mana
mo lo bueno que debemo
ruranchicchu, sasata lla–
hacer, sin embargo no lo
hacia mancltashéamamta,
ejecutamos por temor de la
'ñucanchicshunguirquiyash–
dificultad que encontramos,
camanta, llacllacushcaman–
por la debilidad
y
cobar-
ta; chairaicu mari inchi–
clía de nuestro ánimo. De
cui, fortalex,a shutiyuc mi–
aqul pues que tenemos ne-
nistin.
huctac cuti allita
cesiclad ele otra virtud, cual
yachashpaca, allita
ma1~a
es la fortaleza. Otras vece
ruranclticclm,
ñuccmchi1;
t
Véanse..i\Iatth. 10, 10; I Cor. 9, 7- 14; Gal. 6, 6. Quien
lo juzgue á propósito puede pasar de aquí
á
una explicación
motivada rlel quinto mandamiento de
la
Iglesia. . e entiende
r¡ue esta explicación se hará sine motu et ira.