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de Dios; se les muestra las condiciones de la familia
cristiana, tomando por modelo la sagrada :Ifamilia, y
se enseña los deberes recíprocos de los padres y ele
los hijos.
Nuestro pueblo con idera por lo regular el matri–
monio tau sólo como un estado honrado y muy pocos
tienen la idea correcta de que e un estado santo.
Esto proviene de que en phíticas se habla rara vez
y
en los. catequismos nunca de la antidad del sacramento
del Matrimonio.
Cuando el ángel Rafael había explicado á Tobías
sobre cuáles tiene poder el demonio, le aconsejó: "Ma
tú, cuando hubieres tomado
á
Sara por eposa, entrando
en el apo ento no lleganís á ella en tres día , y no te
ocuparás en otra cosa sino en hacer oración en com–
paíihi de ella (Tob. 6,
18).
Pa ada la tercera noche,
te juntarás con la doncella en el temor del Sei1or,
llevado m:is bien del deseo de tener hijos, que de la
concupiscencia; á fiu de conseguir en los hijos la ben–
dición propia del linaje de Abrahán" (ibid. v. 22). Se
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celebró el desposorio (ibid. cap. 7); y Tobías exhortó á la
doncella diciéndole: "Levántate, Sara, y hagamos ora–
ción á Dios, hoy y ma1iana,
y
pasado ma1iana ; porque
estas tres noches las pasaremos unidos en oración con
Dios, y pasada la tercera noche haremos vida mari–
dable: pue nosotros somos
hij~s
de santos y no pode–
mos juntarnos á manera de gentiles, que no couocou á
Dios. En efecto, alz<indose ambos oraban á una con
mucho fervor, para que se dignase Dios eou ervarlo
salvos. Y dijo Tobías: . . . . Ahora, pues, Seíior, t1í
Onnu1,
Vademécum.