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de los pecados y de las virtudes á muy poco, pues·las
obligaciones de los ni1ios son reducidas precisamente
por su condición de ser pupilos. Según er principio
indicado habría que ense1iar á los niiios el manda–
miento del ayuno eclesiástico solamente cuando lleguen
á
la edad de
21
años, porque antes no tienen obliga–
ción de ayunar. .Al contrario hay grandes inconvenien–
tes, si en el catequismo no se dice nada del sacra–
mento del :Matrimonio. Indicaremos tau sólo uno que
otro. Lo que no se easeiia ea el conjunto de una
ciencia, sino que se agrega después, es considerado
muchas veces como cosa accesoria y por consiguiente
de menor importancia. Especialmente tocante á nue,tra
cuestión, los cónyuges si no han recibido instrucciones
relativas al matrimonio en el catequismo, considerarán
sus deberes de estado de poca importancia, lo que se
prueba por la experiencia, pues se descuidan mucho
l1e confesar e de sus pecados como casados ó padres
de familia ; y la cau a es porqne no fueron enseñados
acerca de tales obligaciones en la escuela. - Muchas
veces se forman relaciones entre parieate de diferente
sexo, al principio inocentes, después con mira de matri–
moniarse
y
en fin se enciende la pasión. Llegando
á
la ejecución de su plan caen ea la cuenta qne hay
también impedimentos eclesiásticos que so oponen á su
deseos. ¿Qué hacen ahora? Para evitar el trabajo de
pedir dispensa
y
por temor de no recibirla, se quedan
callados
y
contraen matrimonio inválido. Si desde la
escuela hubieran recibido noticia del impedimento de
la consanguinidad, habrían respetado desde la niíiez la