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CXL'\'.

-

de los pecados y de las virtudes á muy poco, pues·las

obligaciones de los ni1ios son reducidas precisamente

por su condición de ser pupilos. Según er principio

indicado habría que ense1iar á los niiios el manda–

miento del ayuno eclesiástico solamente cuando lleguen

á

la edad de

21

años, porque antes no tienen obliga–

ción de ayunar. .Al contrario hay grandes inconvenien–

tes, si en el catequismo no se dice nada del sacra–

mento del :Matrimonio. Indicaremos tau sólo uno que

otro. Lo que no se easeiia ea el conjunto de una

ciencia, sino que se agrega después, es considerado

muchas veces como cosa accesoria y por consiguiente

de menor importancia. Especialmente tocante á nue,tra

cuestión, los cónyuges si no han recibido instrucciones

relativas al matrimonio en el catequismo, considerarán

sus deberes de estado de poca importancia, lo que se

prueba por la experiencia, pues se descuidan mucho

l1e confesar e de sus pecados como casados ó padres

de familia ; y la cau a es porqne no fueron enseñados

acerca de tales obligaciones en la escuela. - Muchas

veces se forman relaciones entre parieate de diferente

sexo, al principio inocentes, después con mira de matri–

moniarse

y

en fin se enciende la pasión. Llegando

á

la ejecución de su plan caen ea la cuenta qne hay

también impedimentos eclesiásticos que so oponen á su

deseos. ¿Qué hacen ahora? Para evitar el trabajo de

pedir dispensa

y

por temor de no recibirla, se quedan

callados

y

contraen matrimonio inválido. Si desde la

escuela hubieran recibido noticia del impedimento de

la consanguinidad, habrían respetado desde la niíiez la