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matrimonios contraído sin mirar á Dios, sino teniendo
á la vista tan sólo intereses materiales ó queriendo
satisfacer únicameute la sensualidad, los produce el
demonio, el que, al retirarse Dios con su gracia, tiene
poder sobre tales matrimonios. Para confirmación de
esto sirva lo que dijo el ángel San Rafael al joven
Tobías, al manifestar éste el temor que tenía de unirse
en matrimonio con Ja vistuosa joven Sara ; porque los
siete jóvenes que se desposaron con ella, todos habían
ido muertos por el demonio en la primera noche del
de posorio. "Temo que me suceda á mí lo mi mo" , dijo
el joven Tobías. "Óyeme", le contestó el ;ingel, "y te
manifestaré emites son aquéllos sobre quienes tiene
potestad el demonio. Son aquéllos que abrazan el
matrimonio con tal disposición de ánimo que separan
de sí
y
de su mente
á
Dios para entregarse sin freno
al placer carnal, como el caballo
y
el mulo que carecen
de entendimiento, sobre éstos tiene potestad el demonio"
(T ob. 6,
14- 17). -
Responsables de tantos matri–
monios desgraciados son también los sacenlotes que,
sin advertirlo, por indolencia
y
falta de celo aamiten
al matrimonio fieles sin las debidas disposiciones.
E ·
cleber ele los párrocos instruir en 1iláticas á sus
feligreses sobre la santidacl
y
el fin alto clel matri–
monio,
sus efectos saludables para los individuos, para
las familias, para la sociedad y para toda la Iglesia
ele Dios en general, si se contrae el matrimonio como
debe ser contraído ;
y
al contrario mostrará el pastor
de almí'ts los funestísimos males que resultan á todos,
si no se contrae el matrimonio según el fin de ·su