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ventajoso para el bien espiritual del enfermo, repetir
dichos acto , principalmente el de la conformidad á la
voluntacl de Dios, otra vez
y
aun una tercera vez. La
experiencia muestra que los enfermos no se fasticlian
de estas repeticiones.
Hay individuos que tienen un miedo pánico de la
muerte y podrían quedar muy sorprendidos al exhor–
tarles
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que estén dispuestos á sufrir aun mi1s, si éste
fuera el beneplácito de Dios,
y
á que lleven co11 pacien–
cia la muerte en expiación de sus pecados de la vida
pasada; y la repugnancia y resistencia rep ntina á tal
insinuación podría escandalizar
:i
los asistentes. En
tales casos conviene preparar al enfermo para estos
actos de conformidad
¡(
la voluntad de Dios y hacerlos
con él después de haberle dado la ab olución sacra–
mental antes de que hayan entrado en el aposento del
enfermo los deudos, para evitar un escándalo eventual ;
pero regla debe ser que se baga la exhortación respec–
tiva inmediatamente antes de administrar la Bendición
Apostólica.
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Es. suficiente para ganar la indulgencia, que - e in–
voque el santísimo Nombre de Jesús rezando las Leta–
nías de este santísimo Nombre, por supuesto que el
enfermo mismo pronuncie las invocaciones con la inten–
ción de ganar la indulgencia plenaria en artículo de
muerte; pero no la ganaría· el moribundo si oyera
solamente las Letanías y no iuvoeara tampoco de otro
modo el santísimo Nombre. No es necesario pronunciar
el ombre de Jesús en el momento de la muerte, sino
que es suficiente invocarlo en el peligro de la muerte.
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