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comprendido perfectamente e ta importancia de la fami-
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lia; a
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e que han atacado iempre
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la par que
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la
escuela cristiana,
á
la familia ; y ·orno el bien de las
familias depende de la santidad del matrimonio, con todo
afiín procuran los sectario , donde imperan, inh·oducir
el matrimonio civil.
.
Mientras los sectarios intentan, sistem:íticamente, des–
trnir el acramento del Matrimonio, lo malos católicos
lo profanan ele hecho, impiden que corran las agua
saludables ele gracias depo itadas en este sacramento
y llegan en fin al mismo re nltaclo fune to que aquéllo
á
saber,
á
la de h'uceión de la familia cri tiana. En
efecto, muchos, muchí imo toman e tado in mirar
á
Dio
1
in pen ar en el fin por el cual el acramento
del i\Cntrimonio ha ido in tituíclo, no tienen en cuenta
lo e piritual, sino lo temporal; no tienen por fin la
alvación eterna, sino un fin puramente humano, y
¡cuánta veces no es ino la mi ·erable ati facci6u de
una pa ión torpe y brutal, el móvil y fin de abrazar
'un e tado tan santo! Hay quienes contraen matrimonio
casi repentinamente, sin reflexión, por ef cto, no poca
vece , del licor el.e nna diversión
tí
otra semejante cir–
cun tau ia. Y iendo a
í,
¿bendecid
1
eíior cm -
jante unione , precedidas y a ompa1iada de tantos
crímcne
y
pecado
?
h,
é
ta
es la verdadera cau a
por que tanto • mah'imonio
on de graciado ;
í,
é
la
e la v rdaclera can a de tantos divorcio , de tantos
adult rio
y
de tanto escándalos, de tanto hijos mal
educado
ú
abandonados. E to re ultados fune tos de
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