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ESTUDIOS
INDI0ENAS.
pro de esta aseveraciori. Por otra
p~rte,
si asi no ·
fuera
in
que podrian decir esos oradores incansables, los.
Patagones, los Puelches, los Yarucares, los Arauca–
nos,
a
quienes hemos visto conmoYer sus auditorios
e
inspirar con
SUS
discursos
a
la multitud
~ ~
De que
se compondrian, entre los Guarayos (trilm de lo
Guaranies] sus himnos religiosos tan ricos de image–
nes
0
~
Mientras mas penetramos eu el genio de las
lenguas americanas, mejor concebimos y conocemos,
en lo general, que ellas son en extremo ricas y abun–
dantes.
Si pudiera estudiarse
a
fondo el guarani, el
quechua, el chiquito, como se estudia el griego y el
latin, podriamos convencernos del becho. En la ge ·
neralidad de los ca.sos, se juzga mucha8 veces, una
nacion por alguno de los individuos que la constitu–
yen, reducidos, sometiuos, casi esclavos en las misio–
nes; individuos en quienes el espiritu nacional cede
bajo el peso de la servidumbre.
~Podria
decirse por esto,
que semejantes seres se ban embrutecido por completo
0
1
En el ·hombre, en su estado libre
y
con la practica de
los usos primitivos, es que debemos estudiar ese
estado del espiritu en el cual
Ia.
exaltacion de los senti–
mientos earacteriza la nacionali.dad. "
Estas apreciaciones de D' Orbigny, tan justas co–
mo racionales en favor de los pueblos que babitan el
extremo Sur de America, son igualmente exactas res–
pecto de las otras naciones uel continente; en el Que–
chua 6 Peruano, como en el Muysca, el Caribe, el Ta–
manaco; como el Guarani, el Maya,
y
el Azteca
y
hasta los pueblos incultos de la America del Norte.
En el idioma de todos y cada uno de los pueblos del
continente existen ideas que indican nna cultura i.n–
telectual mui notable, un sentimiento estetico de la
naturaleza que los bace remontarse
a
la epoca de u
antiguo poderio, cuando el hombre asifttico-europeo
trajo
a
America las bases de la civilizacion antigua,