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EL REVERSO

nían que influir en una joven, fué para el marido una

especie de instrumento y se sirvió de él para apoyar

sus infames teorías. La joven no quiso n·unca decir á

su madre el abismo en que la casualidad la había se–

pultado, pues es preciso renunciar á hablar de pru–

dencia humana al pensar en las minuciosas precau–

ciones tomadas por la señora de la Chanterie cuando

trató de casar á su hija única. Este último golpe,

dado á una mujer que había sufrido tantas desgracias

y que había hecho una vida tan abnegada, p'ura

y

religiosa, dotó á la señora de la Chanterie de una

desconfianza en sí misma, que la aisló tanto más de

su hija, por cuanto que ésta, á cambio de su mala

suerte, exigió casi su libertad, dominó á su madre

y

llegó hasta á insultarla á veces. Atacada de este modo

en todas sus afecciones, engañada en su abnegación

. y en su amor· por su marido, á quien había sacrifi–

cado sin queja su dicha, su ·fortuna

y

su vida, enga–

ñada en la educación exclusivamente religiosa que

había dado á su hija, engañada asimismo por la so–

ciedad en el asunto del matrimonio, y no obteniendo

justicia en el corazón donde había sembrado tan bue–

nos sentimientos, se unió estrechamente á Dios, cuya

mano la hería tan duramente. Esta medio monja iba

á la iglesia todas las mañanas, practicaba todas las aus–

teridades claustrales y hacía economías para aliviar á

los pobres. {Hay hasta la fecha vida más santa

y

más

sufrida que la de esta noble mujer, tan resignada con

el infortunio, tan valeros'a en el peligro,

y

siempre tan

cristiana? dijo Alain viendo á Godofredo sorprendido.

Usted conoce á la señora, sabe que no carece de sen–

tido, de juicio

y

de reflexión,

y

que posee estas cuali–

dades en el más alto grado. Pues

bien~

estas desgra-

.cias, que bastarían para hacer creer á cualquiera que

era imposible buscar una wda más adversa, no son

nada en comparación con lo que Dios reservaba

á

esta

mujer. Ahora ocupémonos exclusivamente de la hija

de

la

señora de la Chanterie, dijo el buen hombl'e