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EL REVERSO
que, como usted recordará, era abusiva. Entre Mon–
tagne y Regne, al otro lado de estos sitios y hasta en
las orillas del Loira, hubo expediciones nocturnas
que, en ciertos lugares de Normandia, castigaron
principalmente á los dueños de bienes nacionales. Es–
tas bandas llenaron de profundo terror á aquellas
comarcas. No exagero si digo
á
usted que en ciertos
departamentos la acción de la justicia quedó por
mucho tiempo paralizada. Estos wtimos amagos de
guerra civil no dieron que hablé!-r tanto como usted
pueda imaginarse, acostumbrado como está hoy á la
espantosa publicidad dada por la prensa á los meno–
res procesos politicos ó particulares. El sistema del
gobierno imperial era el de todos los gobiernos abso–
lutos. La censura no dejaba publicar nada de lo que
concernía á política, excepto los hechos verificados
ya, y aun éstos muy tergiversados. Si se tomase usted
el trabajo de hojear el
Monitor
y los demás periódicos
que existian entonces, no encontraria usted ni una
palabra de los cuatro ó cinco procesos criminales que
costaron la vida
á
ochenta bandidos. Este nombre,
dado durante la época revolucionaria á los chuanes, á
los vendeanos y
á
todos los que tomaron las armas
por la casa de Barbón, fué aplicado judicialmente
bajo el Imperio á los realistas víctimas de algunos
complots aislados. Para algunos caracteres apasio–
nados, el Emperador y su gobierno eran los verda–
deros enemigos. Explico
á
usted estas opiniones sin
pretender justificarlas, y prosigo. Ahora, dijo des–
pués de una de esas pausas necesarias en los largos
relatos, admita usted realistas arruinados por la guerra
civil de 1793, y sometidos á violentas pasiones, ad–
mita usted también naturalezas excepcionales devora–
das por necedades y vicios, como la del yerno de la
señora de la Chanterie
y
de su amigo, y compren–
derá usted el cómo podían decidirse
á
cometer en su
interés particular actos de pillaje que su opinión polí–
tica autorizaba contra el gobierno imperial, en bene-