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Z, MARCAS

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cina que profesa, la medicina política y la medicina

militante; cuatro maneras diferentes de ser médico,

cuatro secciones que están ya llenas. Respecto á la

quinta división, á la de los doctores que venden re–

medios, hay una gran competencia, y se baten en ella

á golpes de anuncios informes colocados en las pare–

des de París. En

tod~s

los tribunales hay casi tantos

. abogados como causas. El abogado se ha dedicado

al periodismo, á la política y á la fortuna. Fin.almen–

te, el E stado, al ver la competencia y el afán que hay

por los más insignificantes empleos de la magistra–

tura, ha acabado por exigir cierta fortuna á los soli–

citantes. La cabeza piriforme del hijo de un tendero

rico es preferida á la cabeza cuadrada de un joven

de talento sin un céntimo. Trabajando con entusias–

mo, desplegando toda su energía, un joven que parta

de cero, puede encontrarse, al cabo de diez años, par

debajo del punto de partida. Hoy el talento tiene que

tener la suerte que hace lograr su objeto y deseos á

la incapacidad; es más, si falta á las bajas condicio–

nes que proporciona el éxito á las rastreras media–

nías, no llegará nunca á ser nada.

Si conocíamos perfectamente nuestra época, nos

conocíamos también á nosotros mismos y preferíamos

la ociosidad de los pensadores á una actividad sin ob–

jeto, la molicie y el placer á los trabajos inútiles que

hubiesen fatigado nuestro valor y hubiese agotado

nuestras mejores energías intelectuales. Habíamos

analizado el estado social riéndonos, fumando y pa–

seándonos; pero no por eso eran menos )utctosas

ni menos profundas nuestras conversaciones y re–

flexiones .

Al mismo tiempo que observábamos el ilotismo á

que está condenada la juventud, nos asombrábamos

de la brutal indiferencia del poder por todo lo que

afecta á la inteligencia, al pensamiento y á la poesía.

¡Qué miradas cambiábamos muchas veces Justo y yo

cuando, al leer los periódicos, nos enterábamos de los