Table of Contents Table of Contents
Previous Page  126 / 298 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 126 / 298 Next Page
Page Background

122

EL REVERSO '

obtener la tranquilidad en el Oeste, lleno ya de

pró~

fugos, le pareció necesario á Napoleón inspirar un

profundo terror. Así es que el gran juez aconsejó al

Emperador que no se ocupase más de sus clientes.

-De su cliente querrá usted decir, replicó Godo–

fredo.

-No, porque la señora de la Chanterie estaba con–

denada á veintidós años de cárcel, dijo Alain. Tras–

ladada ya á Bicetre, cerca de Rouen, para sufrir su

condena, no debía ocuparse de ella hasta después

d~

haber salvado á su Enriqueta, á la que, después de las

espantosas sesiones, le había tomado tal cariño, que

sin la promesa de Bordín de obtener su indulto, se

cree que la señora de la Chanterie no hubiera sobre–

vivido á la lectura de la sentencia. Se engañó, pues,

á aquella pobre madre. Vió á su hija después de la

ejecución de los condenados, sin saber que aquella

dilación era debida á una falsa declaración de emba–

razo.

-¡Ahl ¡lo comprendo todo! exclamó Godofredo.

-No, hijo mío, hay cosas que no se adivinan. La

señora creyó viva á su hija por mucho tiempo ...

-<Cómo~

...

-Ya verá usted. Cuando la señora de las Tours-

Mesnieres supo por Bordín que se habia negado el in–

dulto, aquella sublime muchacha tuvo valor para

escribir una veintena de cartas fechadas con un mes

de diferencia y posterior á su ejecución, á fin de hacer

creer que vivía, y de ir graduando en ellas los sufri–

mientos de una enfermedad imaginaria, que finge

acabar con la muerte. Estas cartas abrazaban un lapso

de tiempo de dos años. La señora de la Chanterie

sufrió, pues, una preparación que la hizo soportar la

muerte de su hija, que ella creyó natural hasta

el

año

1814,

en que supo la verdad de lo ocurrido. Per–

maneció dos años enteros detenida, confundida con

las más infames criaturas de su sexo y llevando el

traje de prisionera; pero, gracias á las instancias de