Table of Contents Table of Contents
Previous Page  88 / 418 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 88 / 418 Next Page
Page Background

7'8

EL MARQUÉS DE VILLAGARCÍA.

ron en general

á

ataques abiertos

6

traidores; fue–

ron inmolados muchos, que habian sido invita–

dos á la fiesta de Santa Rosa,

y

perecieron varios,

que navegaban por el Perenne,

á

quiene~

se les

aconsejó pérfidamente liar las armas de fuego, sal–

vándose sólo uno, que no había dejado la suya de la

mano. Claro está, ·que

~us

Q.aciendas

sería~

arrasa–

das,

y

obstruidos los caminos, para que el hombre

civilizado no pudiese dominar en aqúella selvas.

Entre los salvajes alzados, unos se dispersaron en

la soledad,

y

otros formaron una masa imponente

en torno de un indio del Cuzco,

llama~o

Juan San–

tDs, el que ocultó cuidadosamente sus humildes

antecedentes para asegurar sus encumbradas pre–

tensiones. Tomando los nombres de Atahualpa y

A

puinga, se hacia pasar por descendiente de los .

hijos del sol,

y

no 6mitia supercherías, ni ardides

para fascinará sus rudos vasallos. Segun cuentan,

llevaba sobre el pecho una patena de oro , que los

deslumbrára reflejando los rayos . del astro gel dia;

conservaba la cruz

y

las imágenes veneradas como

un vano simulacro de la perseguida r ligion;

y

no

proscribía Las artes y g oces de cierta cultura o–

cial, ya agradable

á

los neófitos sublevado . Un ne–

gro, llamado Gatica, cuñado suyo, que babia estado

al servicio de los misioneros, le ayudó con us ta–

lentos militares

y

con el esfuerzo de sus hijo. .

El miedo, que infundió el astuto Juan Santo

á

las provincias fronterizas de la montaña

y

á

las

1