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EL MARQUÉS DE CASTEL-FUERTE.
Prelado no restableció la paz entre las sagradas vír–
genes. Pasando· de la division de los ánimos á la se–
paracion material, cada partido mantuvo el lugar ,
que ocúpaba en ios claustros,
y
se cerraron por niu–
chos dias fas puertas del convento áun para la en–
trada de los víveres. Las criadas de várias castas,
·que en g ran número se mantenian allí , acostum-
. brando salir á cada im;tanté á la calle , no obstante
la clausura monástica .. hacian más peligroso aquel
cisma por el mucho eco, que hallaba en la muQhe–
dumbre y por la concurrencia , que atraia . Por lo
tanto, á fin de evitar mayores tu.rbaciones dentro
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fuera de aquel recinto, auxilió el Virey
á
la auto–
ridad eclesiástica con soldados que lo g uardasen ; la
madre Nieves y otras monjas fueron t rasladadas á
diversos monasterios; y , sin embarg o , en el de la
E ncarnacion duró la division de ánimo basta que
el señor Escandon logró con discreto celo disipar la
discordia.
Las elecciones de provinciales ontinuaban pre–
.~entando
la g ran exaltacion de ánimo , que hoy
suelen ofrecer las más acaloradas contiend polí i–
cas. iempre se disputaba en ella la i tribucion
de curatos, administr acione
y
prelaturas infe–
riores, en la que se intere aban los frailes y u
allegados en ca i todas la familia . Lo pr ten–
dient es , faltos de sufragios
y
derechos , procuraban
ganar á los oidores con sus deferencia
y
o sequios,
y
aquellos encumbrado:::; juece no vacilaban á e- ·