5.6
EL MARQUÉS l'.>E
CASTEL-FUERTE.'
Chile en 1731 fué acompañad0 de una
saJida,
del
mar
y
destruyó por completo la ciudad de la Con-·
~epcion.
Sin necesidad de tales terrores, halló abun–
daia:te fomento la: piedad en las exhortaciones de fos
misioneros, quienes con su vid.a austera
y
celo apos–
tólico comunicaban una irresistible elocuencia á sus
axhortaciones á la
penitenci~.
Secundábanlos el Vi–
rey prohibiendo con severas penas,
y
el Arzobispo
con~eniendo
con :;us censuras, la provocante desL
n–
dez de los trajes. Con tales esfuerzos se consigui@.
1a enmienda de costumbres, hasta el punto de que
por
la,
reforma general
y
por la frem.1:encia: de sa–
cramentos, todas las iglesias parecian de recolec–
cion
y
de fiesta todos los dias de la semana.
Las misiones de Chanchamayo se hallaban en el
pié más brillante. Veinte
y
cinco pueblos, cuyo
vecindario iba en aumento; los salvajes, conoce–
dores de los tejidos
y
otras prácticas adelantadas ;
las valiosas haciendas
~n
relacion con Jauja, Tar–
ma
y
Huanuco., tado ofrecia en aquellas fértiles
moi:itañas el más lisonjero porv.enir
á
Iá
cultura
ev:angélica. Un fuerte construido en el cerro de la
Sal por Fr.
J
nan de la Marca, q"Q.e en el siglo ha–
bia sido ingeniero, protegía los nacientes estable–
cimie:ntos contra la crueldad de los fieros
é
incons–
tantes hijos del bosque.
De las nuevas reducciones podia esperarse, no
ólo el más ventajoso trato
d~
los neófitos con los.
indios civilizados, sino la reparacion parcial de
la