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D:
JOSÉ DE LASERNA.
á
ella, con vínculos preferíbles
á
los del coloniaje, ·
por la reciprocidad de afectos'y conveniencias.
Rotas las hostilidades el 26 de
J
uRio, apuró La–
serna su retirada al interior, que había podido pre–
parar durante un armisticio de más de cincuenta
dias,
y
que de meses atras tenía proye·ctada, como
el único medio de prolongar la guerra. Más de dos
mil soldados realistas esfaban en los hospitales, y las
bajas iban siempre en
aumento~
porque, sin contar
las produc.idas por la·incesante desercion, los estra–
g os de la epidemia se agravaban con.los del ham–
bre. La escuadra, el
~jército
libertador, los pueblos
pr onunciados
y
las guerrillas impedían de tal modo
la lleg ada de víveres, que tres onzas de pan,
ó
doce
de papas,
ó
cinco de carne de carnero, valían un
real, un camote grande 2,
y
un huevo 3;
~a
botija
de arroz , de treinta
y
siete
á
cuarenta libras. cos""'
t aba 32 pesos
y
era dificil de conseguir ; cada día
tomaba mayor valor la carne de. yegua, mula
y
borrico. Exaltad9. por las privacio:r;ies, por la repre–
sion
y
por el más ardiente patriotismo, podi_a la
ciudad concertar con las fuerzas sitiadoras un ata–
que irresistible. Para no perder tiempo en tan pe–
ligrosa situacion , envió el Virey por delante
á
Can–
terac con el brueso de su ejército,
y
él salió con la
retaguardia en la madrugada del 6 de Julio, pu–
"blicando una proclama en que aconsejaba
á
todos
la c0inservacion del órden, encargando el gobierno
interino al Marqués de Montemira , y pidiendo
á
San