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D. JOSÉ :QE LASERNA.
todos los presentes, se mezclaron con el estampido
de los cañones, con el
repi~ue
general de campa'..._
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nás, con la caída de monedas
y
medallas conme–
morativas,
pródigamen~e
derramadas por el colegio
de abogados
y
otras personas,
y
con las m'ás varia–
das manifestaciones de universal alborozo.
Las mismas solemnidades
.y
alegrías se reproduje–
ron en otras plazas , reinando en ellas
y
en las ca–
nés del tránsito la efusion del júbilo más puro. El
dia siguiente se celebró una misa solemne en ac–
cion de gracias, con asistencia del Arzobispo, de la
anterior comitiva
y
de una concurrencia numerosa
de todas clases. De la iglesia partieron los indivi–
duos de las corporaciones civiles
y
eclesiásticas á
prestar el debido
jurame~to
á
Dios
y
á
la patria.
Todos los pueblos del Perú ha:brfan mostrado, co–
ruo hacen hoy en su glorioso aniversario, el mismo
entusiasmo con que la capital proclamó la indepen–
dencia en el 28 de Julio, si todos hubieran estado
libres. Tanto en éstos como en los ocupados todavía
por los enemigos, la decidida voluntad de emanci–
parse no podia ser más explícita. La justicia de la
causa nacional, evidente para todos ellos ,
princip~a
ba
á
ser reconocida por todos los extranjeros
y
.por ...
muchos peninsulares. La proteccion de la divina Pro–
videncia se hacia visible · en el estado g•eneral de la
América, en los sucesos de España
y
en las tenden–
cias de todo el mundo civilizado. El tiempo ha ido
confirmando, de dia en dia, que los votos del I?erú