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D. JOSÉ DE LASERNA.
personas
á
recibir
á
los que venian; se les saludó
con repiques de campanas, reinó la animaeion de
las Tande fiestas, rebosando el gentío en las ca–
lles, atronando los cohetes y ensordeciendo los vi–
vas. Al entrar an Martín, no podia dar un paso,
por el inmenso concurso, que le rodeaba,
y
las se–
ñoras tendían sus ricos pañolones para que sobre
ellos marchár· . Aun los que tenian motivos
des~bresalto, se tranquilizaron de pues que el dia 10 se
publicaron bandos, prohibiendo injuriar
á
los es–
pañoles, facultándolos para abrir sus tiendas de co–
mer.cío,
y
ordenando, que no se interrumpiera el
cur o de la justicia. Lo patriotas se congratulaban
al ver ustituidas las efigies y armas del Rey con
Ja ·
del Perú y con la inserípcion ,
Lima indepen–
diente.
La ntrada libre de víveres acrecentó lasa–
tisfaccion E;eneral d
1
vecindario.
Los votos del pueblo fueron cumplidos, cuando
el caudillo libertador ordenó al Ayuntamiento, que
convocára
á
todos los vecinos
not~l>les,
á
fin .de ex–
presar, si la opinion general estaba decidida
por
la
independencia. Reunidos, el
15
de Julio, en la
casa consistorial, el Arzobispo, los Prelados religio–
sos, la p1·imera nobleza y otras notabilidades, di–
jeron en su nombre y en representacion de los de ....
mas vecino : que la voluntad general estaba deci–
dida por la independencia. del Perú de la domina–
cion española y de cualquiera otra extranjera
y
que
para que se procediese
á
su sancion por medio del