D. J'OSÉ
DE
LASERNA.
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correspondiente juramento, se contestára con copia
certificada del acta al mismo señor excelentísimo.
Firmada el acta del Cabildo, se fijó el 28 de Julio
·para la proclamacion de la independencia, con la
solemnidad conveniente al acto, que marcaba (tl
principio de una existencia digna de un gran pue–
blo. En ese dia memorable se veían alzarse en las
principales plazas, espaciosos tablados, dispuestos
con decencia. De palacio salió una lucida comitiva,
en la que iban por delante la Universidad con sus
cuatro colegios, lo jefes de las casas religiosas, los
del ejército, algunos oidores, muchos nobles
y
los
individuos del Ayuntamiento, todos en briosos ca–
ballos ricamente enjalmados; venía en medio San
Martín en compañía del Marqués de Montemira
y
de su plana mayor,
y
cerraban la marcha la guar–
dia de Lima, los húsares de la escolta, un batallon
libertador con las banderas de Buenos-Aires y de
Chile ,
y
la artillería con us cañones.
Subiendo al tabládo de la Plaza Mayor, enarboló
San Martin el pabellon nacional, qne
fué
saludado
con indescriptible alborozo por el inmenso concur–
so. Exclamó luégo
co~
voz solemne :
¡El Perú des–
de este momento es libre
é
independi'ente por la vo–
luntad general ele los pueblos
y
por la /usticia de
su ·causa, que .Dios defiende!
Batiendo la bandera,
repitió muchas veces con acento entusiasta:
¡Viva
la patria, viva la libertad, viva la independen–
·<Yia!,
y
estas expresiones, .hallando eco festivo en