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D. JOAQUIN DE LA PEZUELA.
muchos admiradores,
y
personas respetables lamen–
tando su separacion del obierno. La córte le re–
compensó con el ll.onroso título de Marqués de la
Concordia.
CAPÍTULO II.
DON JOAQUIN DE LA P &ZUELA.
1816-1821.
El nuevo Virey era activo, valeroso, fiel
á
sus
deberes
y
de la dignidad pers nal correspondiente
á
su elevado
cargo~
pero no estaba en armonía con
las ideas del si
0
lo
y
se hallaba dotado de mayor ap–
titud para hacer la guerra al frente del ejército, que
para dirigir los negocios del gobierno. Sus panegi–
ristas le elogiaron
des~edidamente
en prosa y en
verso, en la universidad y en ·el
púlpito~
mas, se–
gun se dice, dió justos motivos para quejarse de su
porte poco caballeroso,
á
su digno antecesor,
á
cuyo
mérito
y
beneficios de l>ia consideraciones y reco–
noci
mieq.to. La reaccion absolutista no perdonaba
ni áun
á
los más leales servidores del Rey, el que
hubiesen manifestado cierta tolerancia con las nue–
vas doctrinas. F1.,rnando VfI condenaba
á
prision,
presidio
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último suplicio
á
los que h'.lbian peleado
para restablecerle en el trono, si llegaban
á
estar
más.
ó
ménos convictos de liberalismo. La monar-