D. JOSÉ ABASCAL.
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ieo,
aisladQs
y
faltos de toda cooperacion, osaron
proclamar. la independ ncia. Por desgracia llama–
cron en su apoyo
á
los
:e
dios de Panataguas, que,
poco habituados
á
respetar el órden social, trataron
·Ja
ciudad como una plaza conquistada. Sus excesos .
les atrajeron la animadversion de las provincias ve-
.cinas ,
y
el Intendente de Tarma pudo atacarlos
con éxito completo, destrozándolos de una manera
·,espantosa en las inmediaciones de Ambo
y
hacien–
do sufrir el último suplicio
á
sus jefes Araos, Cas–
·tilla
y
Rodriguez..
En los con.fines meridionales del vireinato se
SOS·
:tenia incontrastabl.e .el espíritu de independencia,
Jaunque Goyeneche
y
sus subalternos procuraban
.aterrar
á
los patriotas con ati-oces ejecuciones.
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•
-
Cuando se lisonjeaban de llevar la devastacion
y
.el terror de las armas reales
á
las 0ercC:}.nla.s de Bue–
.nos-Aires, sufrieron grandes derrotas en Tucuman
.Y Salta, ya por el esf':lerzo de las hue!:)tes argenti-
nas, ya por los irregulares , pero decisivos ataques
.de los gauchos. Enfermo el vencedor de Guaqui por
ver malogrado su triunfo,
y
resuelto
á
dejar el
..mando, los jefes
americ~nos,
que le secundaban,
.estaban mal dispuestos
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irresolutos para seguir en
las mismas ban,deras,
y
el ejército .realista habria
_.sucumbido probablemente en la nueva campaña; si
el Virey no hubiera puesto
á
su cabeza .al subins–
..pector de artillería D. Joaquín de
la
Peiuela, ql}ien,
.con la hábil organizacioll: de esta arma, habia con-