D. JOSÉ ABASCAL.
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ocio
y
en disipaciones, que daban una idea desfa–
vorable de la religion , los patriotas. Aunque su
contrario estaba ya cerca
y
con fuerzas respetables,
descuidó las precauciones militares por
haber~e
pactado un armisticio de cuarenta dias. El 20 de
Junio de 1811, ántes que hubiese espirado la tre–
gua, su ejército
fué
atacado por sorpresa
y
sufrió–
una gran derrota cerca de Guaqui, la que, segui–
da de otros desastres, puso la mayor parte del Alto·
Perú en poder de los realistas.
La América podía diri
0
ir los más severos cargos·
al vencedor de sus compatriotas; pero, como era
na
turar,
la metrópoli recompensó sus servicios con
•los mayores honores y con el título · de Conde de
Gua.qui; los· partidarios del coloniaje celeuraron
con las mayores fiestas un triunfo, que les libertaba:
de la inmediata ruina. A no haber sido detenido.
con , quel desastre el torrente re olucionario , ha–
bría invadido sin tardanza la porcion más poblada
del vireinato. La intluyente Arequipa estaba ya
dispuesta
á
declararse por la patria,
y
el mismo dia
en que por ésta se peleaba en Guaqui, se habia
pronunciado Tacna, teniendo á su cabeza al lime–
ño D. Francisco Antonio Zela, dotado de carácter–
enérgico y de sentimientos elevados. La derrota de·
los patriotas determinó en aquella poblacion una.
reaccion inmediata, que,
soste~ida
por un destaca–
I!lento realista llegado de Arica, puso
á
Zela en
manos de la autoridades coloniales; éstas, des-