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D. JOSÉ ABASCAL.
pues de condenarle
á
muerte, conmutaron la úfti..
?1ª
pena en el de8tierro
castillo de
Chagre~.
donde
falleo~6
á
influjo del ·clima
y
de la pena. En
Areqnipa se cn.mbiaron los aprestos patrióticos en
las pompas, que de ordinario acompañan al ven..,
cedor en las civiles contiendas.
Lima dirigia por entónces su atencion
á
las re–
formas trascendentales, que estaban decretando las
Córtes españolas. Acogíanlas unos como infalibles
anuncios de emancipacion, la que sería tanto más
segura
y
provechosa, cuanto -mejor p:-eparado en–
contrase el espíritu de los pueblos; pensaban otros,
que las discusiones, leyes y Constitucion liberal
de 1812 producirian en el gobierno colonial cam- •
1.>ios radicales. prefer_ibles
á
las azarnsas conquistas
de la revolucion. Mas, tanto los espíritus impa–
cientes por el triunfo inmediato de la independen-
cia, como los
q.uelo
aplazaba~
para otra oportuni-
dad, se felicitaban del lugar distinguido, que los
diputados del Perú se fueron ·haciendo entre los
prohombres de la metrópoli. Sucesivamente brilla-
ron en ella el trujillano Ost.olaza, que rescataba sus
ideas retrógradas con su bien templado carácter; el
limeño Duarte Morales, que murió despues de
ha-~
ber sido Presidente de lus Córtes
~
Feliu, decidido
p'Or las letras castellanas; Unanue, ya ·entajosa–
mente conocido, entre otros doctos escritos, por s_us
observaciones sobre el clima de Lima; el huaman–
guino Mugica, elocuente pintor de las mi::;erias del